Tener siempre localizado al buey portador del cencerro en una explotación ganadera lo garantiza el sonido del esquilón que llevan colgado al cuello esas reses tan útiles y propias para el mejor manejo del ganado bravo. Su sonido, agudo o grave, al chocar el badajillo de hierro o de cuerno contra el cilindro de la campana hecha normalmente de cobre, atrae y orienta a todos aquellos animales del rebaño si se encuentran desperdigados por el campo.
Además los cencerros , esquilas y esquilones siguen siendo muy utilizados y colocados por mayorales y vaqueros atados alrededor del pescuezo del animal. Así el buey guía de un encierro es quien marca la pauta de galope, la carrera e incluso la ida a compás de marcha, mientras los de cola suelen producir otro sonido diferente, más agudo o más grave, lo que origina que el resto de la vacada sepa en todo momento el sitio en donde se encuentra.
Por tanto además de identificar al animal que lo porta, ayuda a la localización física del mismo.
Hace unos días estuvimos en la Cigoñera de Carrión de los Condes en donde tiene su enclave ganadero Simón Caminero Ortega, un veterano hombre del campo bravo que tiene a sus espaldas innumerables vivencias relacionadas con la fiesta de los toros y que ojalá algún día se decidiera a contarlas. Allí en uno de los cuarteles guardaba una colección soberbia y amplia de cabestros o bueyes para encierros de toros, grandes, magníficos, de bella estampa, berrendos en colorado, tal y como son las pieles de estos mansos animales que amainan, sosiegan y atemperan el carácter explosivo y rebelde del toro de lidia. Entre ellos había un grupo de bueyes llamados portugueses, característicos también y muy utilizados en las cabalgadas camperas cuando corren junto a toros bravos por las fiestas patronales.
Tan solo los más destacados, por ser guías o colas, llevaban el cencerro que al moverse lanzaba el sonido característico en la amplitud de aquel campo acogedor y sano a la orilla del río Carrión, donde rumiaban su alimento los bueyes, los bezaos, changarros o cabestros que de todas esas maneras he oído llamarles.
La dedicación con que Simón tiene el cuidado de sus animales, como hacen también todos y cada uno de los ganaderos de bravo, es primordial. Él mismo valora como muy valiosa la colaboración en la ganadería, en el encierro, en el pueblo donde hay toros, llevándoles con la voz, libres y cuidándoles a cuerpo de rey pues comen paja y pienso más que un censo.
Tanto que este año son sus bueyes de Caminero los que correrán los encierros de Pamplona. Y aquí no son como los de la canción santanderina de «El campano de la vaca de mi abuelo que esté en gloria, traigo colgao al pescuezo, pa recordar su memoria«. Ellos tienen un pedigrí que merece ser resaltado. Ya dice el refrán: «cornada de buey castellano, que entra en invierno y sale en verano».
La importancia de este artilugio del cencerro es tal que en el Museo etnográfico de Zamora se expone una variada colección de changarros digna de contemplarse.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
gregorio herrero puertas dice
Gracias por publicar estas bellas y pacíficas imágenes de los cabestros;animales destacados por su ejemplar inteligéncia,puesto que desde erales empiezan asumiendo y entienden a la perfección cual es el cometido que el mayoral les asigna.Ellos,los cabestros ponen de su parte en el aprendizaje, la obediencia,la nobleza,la fuerza física,la querencia de ida y vuelta en los desplazamientos,a veces con ejemplaridad por orientar incluso a su guia o encargados de la conducción que se despistaron.Si ,si,se de lo que estoy hablando,no te extrañes.Que por cierto nada que ver ni equiparar con los cabestros humanos que incluso disponiendo de conciencia,quien la tenga claro,son incapaces de dar tres pasos en linea recta,en pro de la sociedad que les alimenta que ya es decir,sin embargo en lo que si mantienen su obsesión con claridad absoluta, es en desorientar,pervertir,empobrecer humillar,abusar y al final conducir a un esperpéntico estado a la sociedad.Es por ello que los cabestros animales son muy distintos en su comportamiento a los cabestros animales humanos.Gracias otra vez por la publicación de las fotografías y su contenido de texto.Para Jesús López Garañeda y Fermín Rodríguez.