Como no podía ser menos cuando alguien se introduce en este mágico mundo de la Tauromaquia sin cortapisa alguna y dando a conocer con belleza y sinceridad cuanto conlleva este singular universo, el número de aficionados crece y, si no se hacen apasionados, poco falta.
Este es el caso de algunos toreros como Mamerto López Díaz, el diestro de Barcelona que lleva por las plazas en donde ejerce un espectáculo ecuestre vistoso y bello, junto al arte de torear, incardinándolo y uniéndolo en un maridaje perfecto para grupos de personas que se acercan por primera vez a la fiesta de toros tan genuinamente española.
Recientemente, y la feria de San Isidro es un ejemplo, numerosos grupos de orientales siguen con emoción y teléfono en ristre para captar la imagen,desde el tendido las evoluciones en el ruedo. Hace unos días la plaza de Moralzarzal era el lugar elegido por el productor del espectáculo taurino y Ecuestre-Flamenco, Mamerto López Diaz, quien ha puesto en marcha un espectáculo producido por Tauro Flamenco Sur S.L.U al que en esta ocasión acudieron más de 2.500 chinos procedentes de la empresa Tiens que estos días recorren diferentes ciudades de España. El torero actuante, vestido de luces, fue el novillero Juan Carlos Benítez de Málaga y el espectáculo Ecuestre-Flamenco corrió a cargo de la compañía de Francisco Canales.
En una palabra, la enseñanza del variado mundo de la Tauromaquia, los trajes, colores, vestidos, música, telas y objetos a estos visitantes tan interesados y amables procedentes de la lejana tierra donde Marco Polo fue mandarín está causando un refuerzo innegable y una propaganda mundial de primer orden allá por las tierras de Asia.
Solo faltaría que importaran los chinos el toro de lidia y se dedicaran a construir plazas para enseñar el arte de torear. Eso sí que tendría valor de ley y económico, además de producir un mayor trastorno a los intentos antitaurinos de dar su inútil y vociferante guerra por los toros.
Fotos: M. López Díaz/Archivo FT
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