Sin hacer de menos a nadie, pero disgustando a más de uno, los subalternos de la cuadrilla del arte que andan a las órdenes de Javier Castaño han sido citados en Toro para celebrar una charla coloquio de esas que en el invierno proliferan por aquello de matar el tiempo, dejar discurrir su esencia, recordar los momentos de la temporada y reflexionar con mayor o menor dedicación ante los retos que tiene enfrente la Tauromaquia.
Y así una de las peñas zamoranas más distinguidas y cuyos componentes se acercan año a año a la fiesta, colaboran con ella en su localidad y no dudan en vestirse de época, de mulilleros, de areneros, de trabajadores en fin por la patilla para aportar su granito de arena en las fiestas patronales de la ciudad de Doña Elvira. Se trata de la Verónica de Toro que dirige Benito Vega y que tiene su sede en el ático del Bar San Francisco de la ciudad toresana.
Pues bien, en esta ocasión y para paliar el «mono» taurino del invierno programan una charla taurina, cuyo cartel puede verse en esta misma página con los hombres de plata que figuran en la cuadrilla del salmantino diestro Javier Castaño. Ellos son Plácido Sandoval «Tito»; Marco Galán, el de las patillas de boca de hacha y el espigado torero de El Tiemblo, David Adalid. Plata de ley en todos los sentidos, aunque «Tito» por aquello de ser varilarguero y originario fundamento en la función de la tauromaquia lleve chaquetilla de oro, castoreño y mona en su esportón, como se consideraba a los picadores en otro tiempo, con más identidad, con más paga y con más distinción que quien luego ocuparía su puesto, el diestro torero.
Acercarse pues al recinto del Hotel María de Molina que regenta Feliciano de la Calle para escuchar a ese trío platense que lleva también en sus venas el toreo de siempre, el que gusta al aficionado y el que destaca por encima de todo, será uno de los agradables momentos para disfrutar de su palabra, de su opinión y de sus vivencias.
Todo muy bonito. Todo merecido. Todo bien. Pero, ¡ay! siempre ha de haber un pero en esto. ¿En dónde queda el maestro, el director de la cuadrilla, el jefe, cuando sus subalternos, sus ayudas, sus hombres de plata aunque sean de ley, enmascaran u ocultan el brillo de su oro haciéndolo más de baratija que de oro fino y protagonizan más y mejor la suerte de la lidia?. Tal sucedió en Madrid cuando la cuadrilla se vio obligada a dar una vuelta al ruedo clamorosa, reconocida entre las aclamaciones del público del tendido, mientras su director permanecía impasible, en silencio, generoso y comprensivo, entre barreras.
Adalid, Tito, Marco y Fernando Sánchez componen un equipo a las órdenes de Javier Castaño que ha hecho vibrar a la gente esta temporada en todas las plazas a las que ha acudido, que han recibido premios sin cuento por sus actuaciones y que están ahora mismo en la cresta de la hora del reclamo y del acicate publicitario tan necesario y preciso en la fiesta de toros. Su plata es de ley y por ello merecerá la pena oírles.
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