Qué curiosidades tiene la vida, sobre todo la de los toros. Y esta que hoy contamos tiene como base a una de las ganaderías punteras de la actualidad, querida por los toreros, apreciada por los espectadores y de un resultado más que seguro en el desarrollo del triunfo en una plaza.
Hace algún tiempo anduve buscando los datos de una vieja ganadería de toros bravos que pastaba en Tordesillas y que se hallaba incluida en la relación nominal que recogía la entonces incipiente, y sin estar aún fundada, unión de ganaderos de toros de lidia. La agenda de Arturo de Broto, un recopilador de aquellos hierros que los dibujó y los publicó por los años de 1940 en el almanaque Ceres. Ese viejo librito que editaba la revista Ceres en Valladolid con incalculables aportaciones curiosas, profesionales, amenas y entretenidas muchas, didácticas y provechosas todas, cayó en mis manos hace algún tiempo. Utilicé sus dibujos para explicar a muchos el auténtico significado de la fiesta de toros en España, la llamada Fiesta Nacional, nuestra Fiesta Nacional. Pues bien, en uno de los apartados dedicados al ganado vacuno, aparece un amplio reportaje de Arturo de Broto, escritor ya desaparecido, al que conminaban diversos lectores seguidores de dicha publicación a que siguiera escribiendo de toros “porque nos consta que es antiguo aficionado que vio torear a Lagartijo y Frascuelo”. Asumiendo él mismo que dicha fiesta tan española debe fomentarse, cuidando la sangre y casta de los toros bravos “ya que es el espectáculo que arranca mayor número de visitantes regionales a las poblaciones en que se celebran corridas de toros y el aliciente mayor para dar animación a las ferias de ganados y otros artículos”. Pero, expuestas estas razones, sentimientos y opiniones rebatibles o asumibles, según convenga al lector, lo cierto es que Arturo de Broto recogió un boletín de la Unión de criadores de toros de lidia de la época en donde se reproducían los ciento seis hierros de las ganaderías bravas existentes en España con sus dibujos, nombres y propietarios.
Entre ellas aparece una de Tertulino Fernández Reinero, el ganadero abogado de Tordesillas, padre de Julita Fernández la esposa de José María Castellanos, a quien tuvimos la suerte de conocer, charlar con ella e incluso escribir algunos recuerdos acerca del prestigioso ganadero local, hermanastro a su vez del auténtico creador de la ganadería tordesillana, Pedro Gómez de Rozas. Gran parte de aquellas reses fueron a dar por compra de las misma al rodense y familiares en Rueda y Rodilana, Germán Pimentel Gamazo.
Tras mirar y remirar algunas cuestiones, he llegado a la conclusión que los toros de GARCIGRANDE, propiedad de Domingo Hernández y Concha Escolar, su esposa, a la que tanto le gustan los pastelillos de Rioseco, son herederos de los toros de TORDESILLAS, aquella ganadería ya desaparecida que pastó en el Monte y la Peña, el viejo pago de San Martín en nuestra Villa y que estuvo en manos de Germán Pimentel Gamazo hasta los años de 1950 en que vendió en partes la misma. Y eran Coquillas de Villagodio las reses originales: Una de las partes se fue a Agustínez y otra a Germán Pimentel. La parte de Germán cuando se vende lo hace a su vez en dos partes, una para los Hermanos Blanco Coriso que lidian con el nombre de Maribáñez y de aquí pasaron a Domingo Hernández en 1980 y la otra mitad se vendió a Ramón Fernández Zúmel y éste a César Moreno, de Navarra, que la anuncia como Miranda y Moreno, en la actualidad es de Ángel Moreno Pérez-Tabernero, que ya ha mezclado con sementales de Salvador Domecq, las Ramblas y El Torero.
Vistos los antecedentes, vamos a la conclusión. Aunque ya no quede apenas nada del vestigio del ganado bravo de Tordesillas, siempre podremos decir que GARCIGRANDE es la ganadería actual heredera de aquellos toros y vacada que desaparecieron de Tordesillas allá por los años 50.
Así se lo pregunté en una ocasión al mismo ganadero Domingo Hernández quien me contestó que de aquella sangre de Villagodio y Coquilla sus toros no llevan ya nada, como consecuencia de los nuevos cruces genéticos con reses de otro tipo de sangre brava.
Toros de Garcigrande, son nietos políticos de aquellos toros de Germán Pimentel Gamazo que pacieron en Tordesillas y rumiaron entre encinas y pinos a la orilla del Duero, allá en La Peña y San Martín del Monte, donde aún queda el vestigio recordatorio de su plaza de tientas, comida ya por la destrucción, la humedad y los hierbajos.
Para que luego digan que Tordesillas no pitó en la Tauromaquia de montera. Bastante más que ahora mismo, sin duda alguna..
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