Aunque Fernando Adrián, compañero del mano a mano, también cortó una oreja al cuarto de la mañana, no pudo salir por la puerta grande de la Candelaria en Valdemorillo por su estrepitoso fallo a espadas, resultando triunfador Sergio Flores, el mejicano de Apizaco, con veinte primaveras y yerros correctores en los dientes, que demostró mejor preparación, más valor y torería en sus tres novillos que le correspondieron en suerte.
La novillada enviada por Ricardo Gallardo estuvo en el tipo de Jandilla, embistió sin un solo extraño, con nobleza, y propició el triunfo de los novilleros. Cinco de los utreros fueron aplaudidos en el arrastre por la media plaza que se dio cita en la cubierta de Valdemorillo, a la cobijada de fríos y de aires serranos que fuera quitaban el hipo y cortaban el cutis.
A Sergio Flores le tocó abrir plaza con «Tramposo» de 465 Kilogramos, para torear después en su su turno a «Dámaso» de 492 Kilos de romana, brindado a Jesús Robledo «tito» el de Valdemorillo y «Zalagardo» de 483, mientras que Fernando Adrián a quien acompaña e instruye el diestro Gómez Escorial despachó a «Laborioso«, «Esmerado» y «Espléndido» este último el de más peso del encierro pues salió al ruedo con 497 kilos de romana.
La novillada, en líneas generales resultó entretenida y acercó al coso medio aforo de espectadores, entre los que se encontraban, entre otros, Simón Casas; Tomás Entero; el padre del Juli; Miguel Ángel Mocholi y Federico Arnás.
A los dos novilleros se les ve faltos de rodaje todavía al principio de la temporada, con la mano demasiado suelta para despachar a los bureles y no clavando el estoque en el sitio. Auténticos sartenazos que no fueron demasiado silbados por el estupendo y excelente público de Valdemorillo, sino que la Presidencia, demasiado obsequiosa, entregaba trofeos demasiado pronto y especialmente ante peticiones escasas, pero muy vociferantes del respetable.
No nos agradó que en el mano a mano ambos toreros lucieran un traje igual, azul purísima y oro, dando una sensación de falta de comunicación entre los mozos de espadas que preparan los trajes de luces en cada una de las intervenciones.
En mis notas un quite por faroles a «zalagardo«, el quinto de la tarde, y comienzo de faena con estatuarios espeluznantes y ajustadísimos. Por demasiado confiado sufrió la colada del novillo y a punto estuvo de darle un disgusto al triunfador, Sergio Flores.
Fernando Adrián me gustó con el 4º de la tarde que, pese al cabeceo o calamocheo del toro, logró enjaretarle un par de series muy valientes y entregadas, sobre todo ligando por el pitón izquierdo que era el mejor y pese a lograr una estocada desprendida fue obsequiado con una oreja por el usía.
Y rápido, con apenas tiempo para reponer fuerzas en el emporio gastronómico del restaurante «La Torre» y preparar la selección de fotos, nos encaminamos a la segunda de la tarde, la corrida de toros del día de San Blas, patrono de Valdemorillo. Pero eso tendrá otra explicación y otra crónica.
Fotografías: José Salvador
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