El novillero colombiano Luis Miguel Castrillón ha sido el triunfador de la novillada celebrada en Laguna de Duero con motivo de sus fiestas patronales, saliendo merecidamente a hombros por la puerta grande. El vallisoletano Pablo Santana cortó una oreja y escuchó aplausos en su lote, mientras que Luis Gerpe se fue de vacío al pechar con los novillos más complicados del lote. Se han lidiado seis novillos toros, cuajados, hechos y derechos, bien presentados y de juego desigual de la ganadería de Rufino Calero El Cahoso. Auténticos toros prácticamente, con peso, badana y presencia. Uno de los animales corrido en cuarto lugar recibió tres varas en el caballo, mientras los demás recibieron dos, excepto el primero que solo acudió una vez al jaco del picador. Todos los novillos murieron con la boca cerrada y tres fueron aplaudidos en el arrastre.
Una extraordinaria novillada, de presencia, la jugada esta tarde en Laguna de Duero con motivo de las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora la Virgen del Villar ante media plaza de aforo que animó a los toreros y se divirtió en varios momentos de la tarde.
Luis Gerpe es un novillero ya maduro que tiene el oficio aprendido. Con los vuelos del capote intentó lucirse con el primero de la tarde en unos lances aplaudidos por el respetable, pero sea porque fue muy mal lidiado, peor picado y que el animal no sangró en condiciones, embistió siempre con la cara alta y sin entregarse nunca ante la muleta del torero. Una de las series dadas al novillo, duro y difícil, fue citando cruzado a pitón contrario e intentándolo infructuosamente. Logra una casi entera y precisó del descabelló para despachar al ejemplar. Ante el cuarto de la tarde, un auténtico toro, con peligro sordo y cara de malo, marcado con el guarismo 8 apretó en el caballo. Con la muleta el toro marcó dos coladas peligrosas por ambos pitones, lo que hizo desistir al muchacho de seguir intentándolo. Se perfiló con el acero y pinchó sin soltar, luego una estocada y dos golpes de descabello acabaron con este toraco que no le ayudó y murió con la boca cerrada.
A continuación actuó Pablo Santana, un novillero que está entrando con fuerza, asiento y profundidad en el circuito. A su primero que brindó al viejo subalterno «Chimenea» y que fue muy bien banderilleado por Mario Campillo, le marcó la embestida con unos pases por bajo y sacándolo a los medios con gracia y torería. Instrumentó al ejemplar del Cahoso, uno de los novillos bravos y nobles de la tarde, series cortas y el remate, del agrado del público. Muy valiente en los adornos finales, logra una estocada casi entera, acabando con el toro de un certero golpe de verduguillo. Los pañuelos asomaron con fuerza pidiendo la oreja para el vallisoletano que le fue concedida, aunque la Presidencia no atendió la petición de la segunda. Una vuelta muy aclamada al ruedo, con el lanzamiento de abanicos, flores, y sombreros acabó la brillante faena en esta ocasión de Pablo.
En su quinto toro, un auténtico bicho cuajado, serio y excelentemente presentado poco pudo hacer Pablo ante el parón del animal al comienzo de la faena de muleta. Y eso que había rematado bien en tablas, apretado en el caballo de Javi Bastida que lo midió perfectamente y una lidia, cerrándolo a una mano, muy torero, de Mario Campillo, todo hacía presagiar el triunfo total de Santana e incluso brindó al público. Pero al llegar a la faena de muleta, el toro se paró, se apagó y la ilusión de todos se vino abajo, ante la imposibilidad de lograr una embestida del animal. Pinchazo y estocada trasera y varios descabellos mandaron al desolladero al toro que cayó justo en la misma puerta de toriles. Aplausos reconocidos del público cerraron la actuación del muchacho.
Y cerraba cartel Luis Miguel Castrillón, un torero con cara aniñada, pero que sabe ciertamente lo que tiene entre manos. Es un torero valiente, que sabe colocarse, entiende la lidia y hace un cambio de mano completamente ligado que hace surgir los olés del tendido. Castrillón conjuga el toreo con honradez, valentía y belleza. Y eso en un novillero es digno de resaltar. Su desplante final de rodillas ante la cara del toro y los adornos por manoletinas, concluyó con una estocada que tiró al toro sin puntilla. Dos merecidas orejas y aplausos al novillo.
En el que cerraba festejo intentó un pase cambiado desde el centro del platillo al urraquito que le correspondió, pero que el animal no acudió al cite. Faena sobre la mano izquierda fudnamentalmente e incluso la entrada a matar con esa mano, logrando una estocada entera, pero que preció de varios golpes de descabello para atronar al animal. Los aplausos del graderío acompañaron al muchacho.
En resumen, una entretenida novillada del Cahoso con diverso comportamiento en los animales, en la que el vallisoletano Pablo Santana que apodera Jorge Manrique va cimentando, poco a poco, su estado de gracia ante la cara del toro, asentado, firme y entregado. Y un novillero colombiano con cara de niño, Luis Miguel Castrillón, que enjaretó una faena muy lograda y bonita, plena de torería y dominio que abrió la puerta grande de Laguna de Duero, mientras que Luis Gerpe lo intentó con el peor lote del encierro. Ah! Y en cuántas corridas de toros no se ve el trapío de algunas de las novilladas que tienen que matar estos muchachos y otros como ellos, mientras las figuras torean el torito guapo. Quizás eso sea lo que tenga también que cambiar.
Fotografías: Fermín Rodríguez
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