Y bien que alegra a todos los aficionados la vuelta al tajo de este torero tras su gravísimo percance el pasado verano en Cuéllar que a punto estuvo de costarle la vida.
Hoy recibió en su reaparición en Guijuelo una sonora y calurosa ovación. Con ganas, decisión y ambición recibió con el capote conectando con los tendidos que le jalearon y aplaudieron con fuerza. Tras el puyazo, se echó un quite por delantales. La faena de muleta se la brindó Diosleguarde a la cirujana que le salvó la vida, Marta Pérez. Y empezó de hinojos aguantando de forma extraordinaria las paradas del animal. Lo templó en varias tandas por la derecha y lo llevó muy templado con la muleta. Por el pitón izquierdo el torero tragó lo indecible pues el animal embestía con mayor peligro. Al natural los mejores pasajes estuvieron en su privilegiada muñeca, sacando la raza del toro y bajándole la mano. El epílogo fue arrollador, alardeando mucho de valor.
Puso la plaza como un manicomio, boca abajo. Tras la estocada las dos orejas cayeron en su esportón.
También Morante, el director de lidia de esta tarde logró un espectacular triunfo, cortando tres peludas a sus enemigos y también Emilio de Justo, elegante, fino y soberbio en su intervención. La terna verdaderamente fue catapultada a su salida por la puerta grande de Guijuelo en una tarde magnífica y emocionante.
Mérito extraordinario del empresario José Ignacio Cascón y del Ayuntamiento de Guijuelo que han sido capaces de ofrecer una tarde de toros en la Villa chacinera el día de la Comunidad de Castilla y León con un cartel inmejorable, extraordinario que no se olvidará en la historia taurina de aquella ciudad salmantina que puso en sus taquillas el cartel de «No hay billetes».
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