Magnífica la actuación esta tarde en la Plaza de Arenas de San Pedro, la localidad abulense que acogió una corrida mixta en la que realizaba su presentación como novillero con caballos Marco Pérez, el jovencísimo novillero quien cortó tres orejas al lote de los novillos de El Pilar, saliendo a hombros al final del festejo entre la aclamación del público.
Este revulsivo que entra en la fiesta de toros por la vía de la espectacularidad, preparación y arte de torear asumido en toda su interpretación dejó a un lado el toreo de dos grandes ya consagrados en la Tauromaquia como Miguel Ángel Perera y Talavante que se las vieron con ejemplares toros de la misma ganadería.
Se ha hablado de «niño prodigio», y también de incentivo en la fiesta que tanto necesita de estas cosas, sobre todo a raíz de la marcha de los grandes toreros. Ahora bien no quisiera ser quien esto escribe un aguafiestas por recordar la fábula de Concepción Arenal de aquel abuelo y el niño que encontraron una pera en el suelo, verde de un lado y podrida del otro y que cuando el niño la mordió se vio obligado a escupirla y preguntando al abuelo este le dijo: vínole ese mal por caerse del peral sin que estuviera madura.
Por eso, mucho cuidado, tranquilidad, serenidad, fe y ánimo en el desarrollo de formación vital y plenitud de una vocación que llegará a ser grande en su día, sin duda alguna, siempre que el camino no se tuerza.
Marco Pérez es un fuera de serie, al que gustan de ver los públicos tras haberse extendido su fama por todo el orbe taurino. Hoy ha estado inmenso, grande, espectacular, cuajado pero su bisoñez no debe pasar de la serenidad en quien le oriente y acompañe que el mundo del toro tiene el vaivén de una nave a la que hay que gobernar con temple, mando y verdad… Como al toro.
En todo caso, el éxito de hoy es indudable. Paso a paso, se hace camino al andar.
Fotos: TAUROEMOCIÓN
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