El mano a mano de Plasencia puesto en escena por la empresa de Tauroemoción en la vuelta de los toros a las distintas comunidades autónomas que van poniendo de su parte para contar con la grandeza de la fiesta resultó seguido por un ávido y entregado público que aplaudió y premió a los lidiadores en diversas fases del festejo, incluso haciéndose más de un espectador el popular selfie para indicar a sus seguidores «yo estuve allí». Muchas personas de Salamanca acudieron a la cita nocturna de una corrida de toros en la que se vio el toreo elegante, bello y templado de Emilio de Justo, diestro que se llevó el gato al agua como triunfador del mano a mano anunciado.
La corrida de toros con motivo del Martes Mayor fue seguida por tres cuartos de entrada del aforo permitido por la autoridad sanitaria y transmitida por televisión desde el canal toros. Lidiándose seis ejemplares de El Torero para Enrique Ponce, silencio, ovación y ovación tras aviso; y Emilio de Justo, oreja, oreja y dos orejas.
La razón de este comentario, más que contar el resumen del festejo, es para destacar la labor de los primeros empresarios que han echado la pata alante y anuncian y llevan a efecto la celebración de corridas de toros, novilladas o concursos de cortes en esta época tan dura y difícil por la que está pasando toda la sociedad española. Ayer en Ávila fue José Montes; hoy en Plasencia, Alberto García; mañana en el Puerto, José María Garzón; Rafael Ayuso en El Espinar o La Casa Matilla en Mérida y Ronda… Intentando poner en marcha de nuevo la maquinaria de ese reloj de precisión que es la Fiesta de toros en un momento crucial, pues si se detiene, se para, su maquinaria de funcionamiento entra en barrena por anquilosamiento, desgracia y silencio, dejando a muchas personas que viven del toro en insoportable vivencia.
Martes mayor en Plasencia, grandeza de una Fiesta emocional, plena de seguidores y asediada por un grupo intransigente de hipócritas apoltronados a los que es preciso apartar y olvidar para siempre.
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