Ya anda Jorge Manrique, asesor taurino del Ayuntamiento para la plaza de toros de Mayorga dándole vueltas a la programación taurina con motivo de las fiestas patronales de Santo Toribio en la localidad vallisoletana. Y en esta ocasión con diez años ya de celebración y acogida, dando a los habitantes y forasteros importantes y no menos espectaculares encierros de toros por el campo, festejos taurinos por calles y plaza para disfrute de la afición. Y en esta ocasión, al cumplir dos décadas de trabajo en aquella plaza pone en cartel una corrida de toros con dos toreros que llaman la atención: El Fandi y Alejandro Marcos en el cartel para lidiar los toros de El Pilar.
Completa además otra corrida de rejones con reses del Raso de Portillo para Ana Rita y Martín Ferrer, el rejoneador malagueño que deberá competir con la gran amazona portuguesa, triunfadora merecida de la pasada feria de Tordesillas con una actuación extraordinaria.
Jorge Manrique tiene ya canas en su cabello y decepciones junto a las alegrías y orgullo por intentar hacer las cosas con carácter, bien y profesionalidad. El caso de este año en Mayorga no puede ser más que destacarlo porque consigue dar una vuelta más de tuerca al primoroso espectáculo de toros en Mayorga, a la sombra augusta del campanario de su Iglesia de Santo Toribio cuando septiembre da las boqueadas y la luz de antorchas y pellejos encendidos acompañan a la reliquia de su santo querido de Mogrovejo.
Pero presentado el cartel, hay algo importante que destacar y es la actuación del salmantino Alejandro Marcos, un torero de la Fuente de San Esteban, al que siempre hemos tenido por ser uno de los grandes e importantes diestros del arte de torear. Ojalá que a Alejandro, como a su compañero de cartel, todo le salga como él espera, desea y se prepara para ello. Ausente, pero no olvidado por ferias de su tierra, Alejandro Marcos tiene la vitola de entrar a formar parte de un selecto grupo de animosos hombres que predominan en el arte de torear. Y ahora lo pondrá de nuevo ante los ojos de los aficionados que acudan a presenciar la corrida de Mayorga. Porque todos deben saber que la estrella de Alejandro ni está apagada ni encerrada, sino plena de esperanza para volver a brillar en el cielo taurino.
Y han elegido Mayorga, un pueblo de luz y pez ardiendo por las calles, con la sola iluminación del fuego de los centenares de pellejos que portan los mayorganos siguiendo una tradición que pasa de padres a hijos. ¡Suerte, Alejandro!.
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