La Plaza de toros de las Ventas ha decidido colocar un azulejo como homenaje a César Palacios, personaje indefectiblemente unido con los festejos taurinos celebrados en el Coso madrileño. Sus dibujos y pinturas han sido referencia, sin duda alguna, en las suertes taurinas protagonizadas por toro y torero en la catedral del toreo.
Coincidí hace unos años, exactamente el 2012, con César Palacios, antiguo arenero de las Ventas y extraordinario aficionado, en la mesa de la entrega de premios de la real Federación taurina de España junto a Santiago Castro «Luguillano», el torero cordobés Agustín Castellano «El Puri» y un par de miembros más de la Institución. Me habían colocado al lado de César Palacios y él, con su inveterada costumbre de darle al fumique, cuando entonces se podía fumar, hablamos y hablamos de toros. En la misma tarjeta donde se estipulaba el menú de la comida y los premios a otorgar, le pedía a César Palacios que si era capaz de dibujar una media verónica parecida a aquella que cantaba la copla que le dio el vallisoletano Fernando Domínguez a un toro de Concha y Sierra.
Sacó el fino rotulador, le entregué el papel y ¡ris! ¡rás!, trazo va, trazo viene, y en un momento me pasó el tarjetón con aquella media de ensueño del torero de Valladolid.
«Para ti»- me dijo Palacios. Desde entonces la guardo en un marquito junto con otros dibujos que hizo en años sucesivos. De esos dibujos temperamentales, de trazo inmediato, porque César Palacios es más conocido como un pintor relámpago, excepcionalmente taurino, que aprehende el instante, el momento, la imagen que queda fijada en nuestra retina cuando uno se emociona en los toros, ante un buen pase del torero.
Nos alegra sobremanera que se le reconozca a este gran pintor taurino su trayectoria y se le rinda homenaje colocando un azulejo en su plaza, pues nació al lado de las Ventas y allí vive en la calle Bocángel, entre óleos y acuarelas, pinturas y rotuladores plasmando una tarde de toros inolvidable en Madrid.
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