El torero gaditano de La Línea de la Concepción Miguel Ángel Pacheco ha salido a hombros por la puerta grande de la plaza, tras cortar una oreja en cada novillo de los de su lote en la primera de las novilladas con picadores celebradas en la localidad vallisoletana de Pedrajas de San Esteban ante algo más de media plaza ocupando el aforo del coqueto coso pedrajero. Sus compañeros de terna, Alejandro Conquero y Jesús Martínez recibieron silencio y aplausos, mientras el de Llerena recibió tres avisos y toro al corral en el segundo de la tarde y ovación con petición de oreja en el quinto.
Se ha lidiado esta tarde un encierro con torrestrellas de la Condesa de Sobral, bien presentados, cuajados, nobles y con hechuras perfectas para la lidia. Los cinco primeros fueron aplaudidos en el arrastre. En uno de los tendidos se encontraba don Álvaro Domecq, el conocido ganadero andaluz, a quien el novillero Miguel Ángel Pacheco brindó su primer ejemplar.
Todos los toros han recibido dos varas en el caballo con pujanza e intensidad y el quinto tres, algo a lo que no estábamos acostumbrados a ver, pues con una varita normalmente se cambia el tercio y a otra cosa mariposa. Fue aplaudido el varilarguero Dani, de la cuadrilla de Jesús Martínez, quien echó el palo y picó arriba con estilo y acierto. Y fueron aplaudidos tras parear en banderillas, el Ruso y un subalterno de Miguel Ángel Pacheco que colocó dos pares con espléndida ejecución, esmero y zalamería.



La novillada creo que ha estado por encima de la terna de novilleros, pues el calor, el sofoco, la disposición y la evolución de las cosas dejaron sobre el albero de Pedrajas que hay que tener algo más de arrojo, de ganas y de estilo para participar en este popular galardón de «El Piñón de España». Además de ganas, valor y entrega es preciso dar la sensación de conocimiento, de solventar las dificultades, de torear los toros y de entrar a matarlos en la suerte natural cuando son bravos en lugar de la contraria. De esa manera tal vez nos hubiéramos ahorrado el disgusto y mal trago que pasó Jesús Martínez para dar cuenta del segundo de la tarde, al que no llegó a despenar ni con el golletazo de comienzo que hizo guardia, ni con las estocadas posteriores ni con los intentos varios de descabello y mal uso del verduguillo. Vendió cara su vida el de Sobral y se escucharon los tres avisos desde la Presidencia, a cuyo frente en esta ocasión estaba Javier Fernández, generoso además en alargar el tiempo del recado presidencial.
Un subalterno, desde la tronera de un burladero apuntilló al toro y los pitos al torero y la atronadora ovación en el arrastre al toro hicieron que el muchacho cayera en un marasmo de disgusto, llorando en la barrera su inapropiada actuación. Bien es verdad que, animado por algunos, salió luego ante el quinto a hacer las cosas mejor y logró algunos momentos espectaculares, sobre todo con la mano derecha, cruzándose con estilo y citando a pitón contrario. No acertó tampoco con los aceros, mandando al desolladero al ejemplar tras dos pinchazos, una entera y tres golpes de verduguillo, recibiendo un aviso.
El onubense Alejandro Conquero empezó con unos lances rematados con media verónica galana y gustosa, muy aplaudida. Inició su faena de muleta echándose de rodillas, pero al sufrir un desarme, optó por continuar en cercanías y con ambas manos. Se le notó algo acelerado en su lidia, como si le corriera prisa el triunfo cuando el toreo es pausa, medida y tranquilidad. Con la espada no acertó pinchando un par de veces sin soltar y tras la estocada defectuosa tuvo que golpear varias veces con el verduguillo. Ante el cuarto un burraco bonito y en el tipo fue desarmado al torear con la izquierda y ahí casi terminó todo. Intentó con la derecha meter en el canasto al utrero, logrando tres pases de cierta gracia. Tras una entera caída y leve petición, recibió los aplausos del público.
Miguel Ángel Pacheco, largo y espigado novillero, inició su saludo capotero de rodillas. Luego la lidia en el segundo tercio casi un desastre de idas y venidas, pasadas en falso con las banderillas, desengañando al ejemplar y haciéndole pasar por malo cuando era un novillo bravo de bandera, con raza, pero con un pequeño problema renqueante en una de sus patas traseras. El novillero brindó a Alvaro Domecq y comenzó su faena citando de largo al ejemplar, desde la boca de riego. Para la muleta fue como una exhalación y allí le recogió con cierta gracia y holgura el torero gaditano. Una estocada entera y la primera oreja cayó en su esportón. Rubricaría después con el novillo que cerraba festejo, bien picado pero muy mal toreado al que tras una faena de cercanías despachó con una entera algo contraria que bastó para recibir la oreja y los ramos de flores cariñosos ofrecidos por la Reina de las Fiestas y sus Damas, Carla, Ana y Elsa, guapas ellas y con mantilla blanca obsequiaron al torero.
En fin. Y mañana la segunda novillada en esta ocasión de Dolores Aguirre para Mario Palacios; Ricardo Maldonado y Miguel Ángel León. Allá estaremos para poderlo contar. Ah! Y que no se me olvide. Mañana destapan en la plaza de toros un azulejo merecido al toro «Furoso» de Esteban Isidro indultado el año pasado por Jesús Chover y la afición taurina de Pedrajas homenajea a Salvador Merino Pérez quien ejerció como Presidente y fundador de la Peña hasta hace bien poco.
















FOTOS: JOSÉ FERMÍN Rodríguez.
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