Se han cumplido en este año los 175 que la ganadería señorial de Eduardo Miura, la de los toros Cabrera, viene criando reses bravas en esa casta fundacional de la cabaña brava española más genuina y singular que queda allá en la finca sevillana de Zahariche y ello ha sido motivo para reconocer a un amigo que vive su vida en Pedrajas de San Esteban y lleva en la sangre el veneno de la pasión por la fiesta de toros. Se trata de Javier Fernández Cisneros, un hombre entendido y cabal, pleno de sinceridad y amor por el toro bravo que dedica muchas horas de su tiempo al estudio, difusión y conocimiento de ese animal bello y reconocido que es el toro de lidia.
Pues bien, el tarjetón recibido por correo ordinario, escrito de puño y letra por uno de los hermanos Miura, actuales propietarios de la ganadería, y firmado, he ahí el mérito, por los tres hombres que llevan ahora mismo su destino y explotación ganadera. Nada más y nada menos que Eduardo y Antonio Miura y el sucesor «Eduardito» Miura. En las líneas que pueden leerse en la fotografía laten palabras de agradecimiento y simpatía hacia este pedrajero que además de ser uno de los Presidentes de plazas de toros de la zona lleva a sus espaldas un programa radiofónico taurino titulado «me gustan los toros» con un simpático elenco de chicos y chicas de Pedrajas, grandes aficionados y seguidores además del mundo taurino.
La ganadería de Miura, divisa emblemática de una familia y leyenda de la Tauromaquia con los colores verde y negro en Madrid y verde y rojo en el resto de plazas sigue concitando el interés de los aficionados por ver lidiar esos toros hermosos, agalgados, de caja grande y pescuezo alargado, impresionantes de trapío y temerosos de conformación. Sus propietarios cuidan con esmero y crían este producto ganadero de singular importancia e historia.
Cuando cumplieron los 150 años, el patriarca Eduardo Miura,q.e.p.d., envió a Javier, el de Pedrajas, como todos le conocemos otra carta similar a la que ha recibido y que con tanto orgullo agradecido muestra a todos, cuestión que repiten ahora sus hijos veinticinco años después.
Y aunque a mí me deba una visita a su Museo taurino pedrajero, ahí sigue el bueno de Javier Fernández con su micrófono al lado y sus pañuelos de Presidente hablando de toros, apoyando la realidad de la Tauromaquia y haciéndola más grande y animosa cada día.
FOTOS: José FERMÍN Rodríguez
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