Una de las cosas que, acabada la temporada hemos de valorar como aficionados en su justa medida, es que en todas y cada una de las plazas clasificadas como de tercera y portátiles hemos visto los tiros de mulillas enjaezadas para la ocasión, con mayor o menor profusión de detalles, adornos, banderolas y cascabeles lo que significa que los empresarios que organizan estos festejos saben y bien del gusto para que las novilladas y corridas de toros lleven, de principio a fin, la liturgia que es precisa, necesaria e imprescindible para tal cometido.
Nos explicaremos.
Hasta hace algunos años en pueblos con mayor o menor predicamento, cuando debía procederse al arrastre de las reses, una vez estoqueadas en el ruedo, solían salir artefactos, vehículos, mulas mecánicas o tractores con pala para cargar al animal y llevarlo al desolladero, al desangradero o al camión frigorífico para proceder a su destazado, produciendo una visión repulsiva, rechazable de todo punto por antiestética y contraria a la norma no escrita de la perfección de elementos en la lidia de toros. En todos cuantos escritos se han publicado al respecto, destacábamos por contraproducente y antiestética la medida adoptada en aquellas localidades en las que se hacía. Parece que los responsables de la organización de festejos, especialmente en la comunidad de Castilla y León, a los que seguimos en sus avatares, han dado con la tecla de la lógica y del buen orden de las cosas, contratando pese a significar algo más de dineros en las ya maltrechas carteras empresariales tiros de mulillas de arrastre como es debido, en lugar de los feos ingenios mecánicos que deslucen abiertamente el profundo significado que debe tener el encuentro festivo en una plaza de toros.
Por eso, enhorabuena a todos ellos porque saben y conocen en profundidad los entresijos de la fiesta. Ellos, los señores empresarios, que al final son responsables que todos los palillos se toquen al unísono, pese a las dificultades que surgen en el camino, merecen el aplauso y la significación por adoptar esta medida natural y rechazar la artificial.
Me viene a la memoria en estos momentos una opinión que me expuso en Benavente el empresario Carlos Zúñiga en una de las corridas de toros que organizara en la ciudad zamorana por este mes de Octubre que ya termina. La opinión era que, «entre otros elementos, la Banda de música y las mulillas deben ser y estar en perfecto estado de uniformidad y revista, porque el espectáculo de los toros así nos lo exige, por convicción y convencimiento«. Así nos lo pide la profesionalidad, que se demuestra en estas cosas pequeñas pero imprescindibles, para que el colorido, el sonido y el movimiento de la Fiesta de toros llegue en su integridad a todos. Y de eso saben, y mucho a Dios gracias, los nuevos empresarios que se aplican a concertar festejos de toros por esas plazas de la tierra.
Fotos: Fermín Rodríguez.
Deja una respuesta