El día de San Antolín, pese al grito que un espontáneo del público dio nada más terminar el paseíllo de los toreros, con el ‘Viva San Antolin! no pasará a los anales de la historia medinense por la espectacularidad del festejo y por el lleno en los tendidos, `pues escasamente tres centenares de espectadores se dieron cita en el coso del Arrabal para presenciar una novillada picada de cuatro reses, en la que se han lidiado tres utreros de los Hermanos Martín Alonso, «Chulas» de Nueva villa de las Torres y uno de Sánchez Rico, como sobrero, bravos y nobles en general, aplaudidos en el arrastre con mayor o menor intensidad para Roberto Blanco, oreja y vuelta al ruedo y Clemente, oreja y aplausos. El de Sánchez Rico salió en sustitución del titular del hierro «Virgen María», devuelto por escasez de fuerza, al que echaron por tierra con los capotes.
Ambos novilleros cortaron un apéndice a sus enemigos por las faenas hechas, aunque los fallos con los aceros no les permitió redondear la tarde a la pareja de toreros. En la brega sobresalieron «Suso» y Moreno de Arles, con el capote y en banderillas.


No es posible que una mercantil por mucha afición y ganas que tenga logre cuadrar la cuenta de resultados, si los espectadores no acuden al tendido para financiar el festejo, pagando la entrada. Y si además se devuelve uno de los mejores novillos de la tarde por haberlo quebrado de malas formas, a lo que se unió la escasez de fuerza del ejemplar, las ganas empresariales se diluyen como el azúcar en el agua. La indignación del empresario era evidente al ver la devolución del tercero de la tarde, un bravo animal que metió siempre con clase la cara, humillando abajo, pero que su escasez de fuerza y la lidia quebrantahuesos, le hizo caer estrepitosamente.
Roberto Blanco viene de participar en varios festejos últimamente y además tenía a la escasa parroquia medinense a su favor, con lo que se esmeró en sus faenas, aunque ante el segundo los aceros volvieran a pinchar en hueso sin encontrar los blandos. En el primero al que remató airoso con el capote y en el quite de regalo, empezó su faena a pies quietos, clavados en la arena, toreando al animal, bien presentado y bravo, por arriba Con ambas manos estuvo con entrega y cierto sabor. Cuando colocaba en suerte el novillo para la estocada le dijeron: ¡Hazlo bien, ahora!, Logró una estocada entera y precisó de dos golpes de descabello para pasaportar al de los Hermanos Martín al desolladero, siéndole entregada una oreja. En su segundo al que recibió de una larga de rodillas, pero que casi al instante el novillo acusó la flojera, siendo devuelto tras la vara que le colocó Javier Bastida, estuvo aseado frente al sobrero, brindó al público y recibió un aviso. En esta ocasión la influencia del viento de la tormenta que se cernió sobre Medina, encapotando el cielo con un manto de negrura impresionante, no le dejaron al muchacho torear con tranquilidad, dándole el sitio y el tiempo precisos. Mató mal y fue aplaudido por sus paisanos durante la vuelta al ruedo.
Clemente, el rubio francés,tuvo que luchar con el airón, el toro y la inclemencia del tiempo. Lanceó muy bien con el capote, sacándolo a los medios. Luego con la muleta estuvo bien. tranquilo, con cierta gracia, aseado en una palabra. Entre los truenos y relámpagos además de unos goterones de lluvia logró una estocada entera, un pelín contraria y un golpe de descabello, recibiendo la oreja.
En el que cerraba corrida, bien presentado le instrumentó tres chicuelinas ceñidas y ajustadas con el capote. En la faena de muleta, brindada al respetable, empezó por bajo con maestría y oficio. Luego por la derecha toreó con lentitud hasta que el animal le hizo un extraño desairando al muchacho que intuyó el peligro y su faena decayó notablemente. Luego con la espada pasó un auténtico calvario, al resbalar el estoque en los palos de las banderillas en dos ocasiones y lograr una media arriba que bastó para que el animal se echara. Esta incidencia enfrió los pocos ánimos que tenían esta tarde los espectadores de Medina que ni han merendado por aquello de darse cuatro toros en vez de los seis que normalmente componen los festejos.
En fin, por acabar. Roberto Blanco y Clemente han ido a la par esta tarde atípica por el calor del comienzo, la tormenta de continuación y el viento. Han intentado torear, pero bien por unas cosas u otras, no ha salido el festejo tal y como se esperaba.










Al final en el patio de cuadrillas se descubrió un azulejo dedicado al torero medinense Manolo Blázquez por parte de los nietos y de las hijas del malogrado torero,acompañados por el concejal de festejos José Ramón Rodríguez «mon».
FOTOS: José FERMÍN RODRÍGUEZ
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