El día de la Comunidad se anunció en Zamora una novillada en la que se presentaba con picadores el torero Antonio Catalán «Toñete» en una tarde cuya terna estaba completada por el francés Clemente y el conquense Aitor Darío»El Gallo», lidiando reses de Fernando Peña.
La verdad es que casi todo estuvo bien en una entretenida tarde de toros en la que se cortaron seis orejas y se vieron seis ejemplares bravos y nobles, con raza, especialmente el último de la tarde, un burraco merecedor de mejor suerte y toreo, salvo la respuesta del público aficionado que no completó ni un quinto del aforo del Coso de la Amargura. eso sí, a la entrada, en la acera de enfrente, un grupo más bien escaso de insultadores profesionales perroflautistas, salvadores de la civilización occidental, con la cantinela de todas las tardes contra la Tauromaquia.
La corrida estuvo presidida por Antonio Boyano, titular en la presidencia de la plaza que cumplió su misión con decoro, negándole a Toñete una oreja pedida por el público tras la muerte del tercero de la tarde y dándosela en el que cerraba plaza, aunque fallara con los aceros de forma estrepitosa.
Y vamos a los novilleros y su actuación esta tarde ante el público de Zamora que aplaudió al subalterno Jesús Talaván tras dos buenos pares de banderillas y a cuatro de los novillos cuando eran arrastrados por el tiro de mulillas.
Clemente es el que tiene los fundamentos mejor recogidos, Está placeado, firme y con soltura como demostró ante los dos torrestrella que lidió, el primero berreón y con movilidad y el cuarto noble pero con menos fuerza que su hermano. realizó un quite en el centro del ruedo con el capote muy aplaudido y luego en su faena de muleta, brindada a la concurrencia, empezó sentado en el estribo encauzando la embestida del animal y sacándoselo al tercio. Clemente estuvo poderoso ante sus dos enemigos, con sendas faenas largas y variadas. Dos estocadas enteras corroboraron su lidia, incluso recibiendo un achuchón peligroso ante el cuarto, cayendo al suelo ante la cara del utrero que lo buscó con saña. Menos mal que la cuadrilla anduvo al quite y con rapidez.
Los pañuelos tremolaron en el tendido y las dos orejas del que abría plaza, y parecido efecto en el cuarto completaron la actuación de Clemente, al que injustamente le increpó un chusco inmisericorde desde el graderío por utilizar el pico en una de las fases del trasteo.
Al final del festejo, Clemente salió a hombros de la plaza.
Aitor El Gallo suavizó su novillo especialmente con la derecha, tras unos lances a la verónica, y dos series muleteras con la izquierda de cierta profundidad, especialmente la segunda, estupenda y aplaudida por el público.Tras una estocada entera efectiva le cayó de premio la oreja del ejemplar. Estuvo más en torero ante el quinto, segundo de su lote, por aquello de dejar a un lado los nervios de todo comienzo. Empezó en el tercio para ir sacándolo a los medios, en una faena muy propia y de cierta soltura. Sin embargo con la espada anduvo errado el muchacho con un metisaca de ojal, un pinchazo sin soltar y una media enhebrada, caída que no le permitió redondear su triunfo, caso de haber hecho mejor la suerte suprema.
Toñete a quien vimos sin caballos en varias ocasiones, venía con terno de estreno, azul pavo y oro, muy bonito y daba el salto al toro con caballos como debutante en la tarde. En su primero le vimos algo nervioso, cosa lógica, en el alborear de su toreo frente a los utreros. Brindó a su padre y estuvo aseado con la mano izquierda, saleroso en algún lance. Y así, aunque necesita mucho aprendizaje todavía, Toñete toreó estupendamente al burraco que cerraba festejo. Un animal bravo y encastado, repetidor y noble que se dio un topetazo tremendo, al salir del caballo, tras picarle trasero el varilarguero. No mermó esta circunstancia al novillo que acudía y repetía a los cites del utrericantano. Su labor tuvo los lógicos altibajos de quien todavía necesita más momentos para saber si rompe decisivamente en este difícil mundo del toro. Acopló bien la embestida codiciosa del ejemplar de Fernando Peña y lo despachó de un pinchazo y estocada perpendicular.
En resumen, una novillada esta zamorana en el día de la Comunidad que no ha tenido la respuesta del público que en otras ocasiones completó mejor el aforo de este coso de la calle la Amargura, pero que tuvo un tiempo espléndido, con sol y sin viento, perfecto para torear. Una entretenida novillada, en la que y además en el graderío nos obsequiaron con un trozo de hornazo y vino blanco, merced al torero de Villamor de los Escuderos, Alberto Durán y sus amigos, uno de ellos el panadero de Bermillo de Sayago que elaboró la exquisitez de esa golosina para la merienda en los toros. Y es que en Zamora todavía sigue habiendo clase.
FOTOS: José FERMÍN Rodríguez
carlos dice
Interesante novillada en Zamora. Clemente mostró su buen oficio y Gallo y Tonete ganas y maneras. Lástima la pobre entrada.