El militar y veterinario Luis Alonso Hernández ha visto editado por la Diputación provincial de Valladolid su último trabajo titulado «De pronóstico reservado», un libro taurino imprescindible en los anaqueles de todo aficionado que se precie, dentro de la colección Tauromaquia.
A lo largo de 300 páginas desgrana nuestro recordado amigo Luis al que conocimos y tratamos desde que le tuvimos en el Colegio de lanceros del patronato del Toro de la Vega un trabajo dedicado a su esposa Mª Luz «por el tiempo que me ha dispensado para la gestión y conclusión de este trabajo». Recorre durante nueve capítulos la esencia de los toros analizándola desde todos los puntos de vista y añade un décimo para encerrar estos mandamientos taurinos en lo que él llama «la actualización del libro».
Gracias a una buena amiga, Ana Serrador, la actual concejala de Hacienda y personal del Ayuntamiento de Tordesillas, que me tiene perfectamente informado de cuantas novedades se suceden en el mundo editorial de la Diputación dedicadas al arte taurino y que me procura siempre un ejemplar para delite, análisis y disfrute del mismo, (gracias, Ana) me he embaulado el tomo en cuestión desde las ilusiones desvanecidas con las que arranca el trabajo de Luis siempre- como él mismo califica certeramente al torero en ciernes- elegante, dicharachero, descarado… hasta la comercialización del espectáculo taurino, el toro y el torero, los ganaderos, veterinarios, público aficionado, los críticos taurinos y el empresariado, sin olvidarme del capítulo más técnico y profesional denominado «el castigo«.
Las graves dificultades por las que atraviesa la fiesta en estos momentos es objeto de un análisis riguroso, exhaustivo desde todos los puntos de vista, para que ese pronóstico reservado por el que se mueve en estos momentos la fiesta de toros no la haga perecer sin remedio y que quienes propician los desbarajustes y quienes los consienten sean apartados de este juego del temple, la vida y la muerte para darla el sentido que nunca debió perder.
Luis Alonso, viejo amigo, ha puesto el dedo en la llaga, y como él dice: «efectivamente todos cuantos amamos los toros tenemos la obligación de arreglar este desaguisado si es que queremos que el pronóstico reservado se decante definitivamente como favorable y nuestra fiesta más nacional perdure».
Este libro merece ser leído por cuantos gustan de la fiesta de toros, la fiesta más genuinamente española.
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