Todo completo, redondo, lleno de orgullo en la corrida de la feria de Abril sevillana por un torero madrileño, Julián López «El Juli» que salió por la Puerta del Príncipe y un toro de Domingo Hernández «Orgullito» que fue indultado para emoción y sentido del trabajo bien hecho de una ganadería salmantina de singular bravura, atracción y nobleza.
El color naranja en la balconada del palco de la Maestranza para premiar la bravura de un toro con la emoción contenida de su criador, Justo Hernández, con lágrimas resbalando por sus mejillas en el recuerdo de su padre, Domingo, tristemente desaparecido propietario de la ganadería de «Garcigrande«, es lo que nos queda en la memoria además de dos faenas memorables de El Juli a los dos toros de su lote. Julián López, torero eterno, hoy ha mostrado en Sevilla la razón de su misma grandeza como diestro torero comprometido con su profesión, luchador, parando, templando y mandando con suavidad, dulzura, ternura casi, la embestida especialmente de «Orgullito».
La vuelta aclamada alrededor del anillo irregular de la Maestranza entre la emoción y los aplausos de un enfervorizado público que ha vuelto a encontrarse con la grandeza del toreo y a ver, paladear, gustar y reconocer lo hermoso e inconmensurable que es el toreo en su misma grandeza, ha sido inolvidable.
Hoy es un día de enhorabuena para los taurinos porque ha sido en Sevilla donde todos se han reencontrado con el engarce del ayer, del hoy y de siempre de la Tauromaquia eterna.
¡Enhorabuena, Justo. Gracias, Julián!.
Foto: Sara de la Fuente/Cultoro
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