Segunda novillada de las del Piñón de España en Pedrajas con toros distintos a los anunciados por exigencias de los cambios de quien quiere y puede. Se han lidiado cuatro novillos del ganadero Andrés Ramos, de hijos de Cándido Flores, estupendamente presentados, grandes, cuajados, imponentes que resultaron bravos y dos para rejones de Justo Nieto, uno bravo y el otro manso y aculado en tablas. Como se ve en esto de las novilladas mixtas se dan a veces calabriadas de blanco y tinto e incluso los toros de Pedraza de Yeltes que se lidiarán en la última de la feria, fueron cambiados por los descritos anteriormente.
Casi tres cuartos de plaza, tarde soleada, apacible y emocionante en ocasiones a juzgar por el desarrollo de la lidia, pues no faltaron los momentos difíciles para subalternos y novilleros, salvándose del percance en varias ocasiones y trayendo el desasosiego a los tendidos pues los novillos tenían pujanza, fuerza y cierto peligro si no se les hacía las cosas como es debido.
Tal fue el primero de lidia ordinaria que correspondió al catalán Jesús Fernández y que volteó al diestro, elevándolo a los cielos de Pedrajas, en uno de los lances de remate, produciéndole tan solo un varetazo que no le impidió continuar la lidia. El novillero estuvo encimista, citando de verdad al morlaco y toreándolo por ambos pitones con cierta profesionalidad y arrojo. No obstante, como la lidia de sus subalternos había sido afligida, el toro aprendió demasiado pronto las maldades que le enseñaron y a punto estuvo, como digo de costarle un disgusto al buen torero catalán que tiene sus raíces en la localidad zamorana de Sanzoles.
Ante el castaño quinto de la tarde, muy bravo, de amplia pelota y morrillo descomunal, bien picado y mejor lidiado que el anterior, Jesús le aplicó una lidia variada, aunque el toro iba mucho mejor en la media distancia que encimándole. Intentó darle la estocada recibiendo, lográndola aunque algo trasera por lo que precisó varios golpes de verduguillo que le birlaron la oreja que tenía ganada.
En el arrastre el toro fue fuertemente aplaudido por la concurrencia.
El otro novillero que entraba hoy en liza fue el sevillano Javier Jiménez quien estuvo en todo momento muy seguro, entregado, valiente y esforzado. Tras recetar una estocada, el público pidió la oreja que no le fue concedida por un cicatero presidente en esta ocasión, todavía no sabemos por qué. Con el que cerraba corrida, estuvo en pinchauvas como se dice en el argot, pues no acertó a matar y el silencio del respetable acogió su faena.
Y vamos con la rejoneadora, la francesa Lea Vicens que habla perfectamente el castellano, que está motivada y que tiene una excepcional cuadra de caballos para practicar este arte ecuestre que, si se hace mal, resulta aburrido y se practica bien, el aficionado reconoce y aplaude el esfuerzo doble de jinete y cabalgadura.
Lea estuvo muy bien en el primero y sufrió el percance de caerse del caballo delante de la cara del toro, al perder el pie en el estribo en un intento de colocar la zarpa al ejemplar de Justo Nieto, un patas blancas, que abrió plaza y pegó un zurrido en el burladero de cuadrillas de salida que creíamos se habia desnucado.
Toreó muy bien Lea y colocó el rejón corto de castigo en todo lo alto. Con las banderillas al quiebro, lo hizo citando de largo y de poder a poder, quebrando al animal y haciendo muy bien la suerte. Precisó de dos rejonazos de muerte, el primero caído, y el segundo efectivo que acabó con el animal.
La petición de oreja fue notable pero el presidente dijo que nones y el tiro de mulillas llevó al desolladero al ejemplar. Tras el arrastre, la bronca al usía fue de antología, afeándole no haber dado la oreja. Lea recibió una fuerte ovación y dio la vuelta al ruedo a los sones de la música.
En el segundo de su lote, se vino abajo e hizo amagos de rajarse. Precisó la ayuda de su subalterno para sacar fuera al animal que se cerraba en las tablas y en uno de los arreones alcanzó al caballo propinándole un golpetazo en el anca. Lo mejor en este toro los adornos con un precioso jaco de Peralta, cabriolas y movimientos de doma perfectamente realizada, pero al fallar con los rejones de muerte, su labor fue silenciada.
Estuve hablando con Lea Vicens, tras la lidia de sus toros y ella estaba muy disgustada consigo misma y por el resultado corto obtenido. Dándola ánimos, que siga trabajando, que siga entrenando y montando que esto del rejoneo como el toreo a pie no es cosa de un solo día, sino una labor constante, callada, esforzada, sacrificada y entregada.
La sonrisa de Lea a sus veinticinco primaveras, una amazona a la que Don Ángel Peralta enseña y forma, hoy ha estado muy profesional ante la adversidad en Pedrajas, sacando sus conclusiones. Ella mantiene viva la esperanza y por eso, es seguro que otro día se producirá plenamente el triunfo. De corazón se lo deseo.
Ficha de la corrida:
Pedrajas de San Esteban. 2ª de la feria «El Piñón de España». Casi tres cuartos de plaza.
Dos novillos de Justo Nieto, uno bravo y el otro manso, para la rejoneadora Lea Vicens, ovación y vuelta al ruedo y aplausos.
Cuatro en lidia ordinaria de Andrés Ramos (Hijos de Cándido Flores) bien presentados, bravos. Aplaudidos en el arrastre tercero y quinto, para
Jesús Fernández, oreja y silencio.
Javier Jiménez, ovación y vuelta al ruedo en su primero y silencio
Reportaje gráfico: José Fermín Rodríguez
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