Si el primer día en los mentideros de la localidad se criticó duramente al Presidente de la corrida, Javier Fernández, aficionado pedrajero, porque no había dado los apéndices por escasa petición, como si fuera Madrid la bella y hospitalaria localidad pedrajera, lo de hoy ha rayado en el esperpento toda vez que una petición minoritariamentre mínima del público ha servido para que todos y cada uno de los toreros que componían la terna hayan recibido como premio una oreja por junto de la novillada de los Bayones lidiada hoy como cierre del Piñón de España.
Y es que por lo visto hoy en Pedrajas el premio para los espadas ha sido excesivo por su resultado artístico y por su forma de matar a los novillos. Bien es verdad que las reses eran auténticos toros por trapío, pitones y peso y bastante fue que los chicos no tuvieran miedo para enfrentarse a ellos. Luego, si se valora esta condición bien está lo que bien acaba y no decimos más.
La noble y grandota novillada de los Bayones lidiada el día de San Agustín, como cierre de la feria de Pedrajas ha tenido caja y nobleza y de resultado diverso y variado para dar gusto a todas las tendencias. Dos de los ejemplares fueron aplaudidos en el arrastre, mientras que otro corrido en tercer lugar fue pitado por manso y rajado. Como representante de la ganadería asistió en sustitución de Jesús Hernández, el ganadero, el que fuera torero Manolo Blázquez quien hizo las veces de ganadero y vio cómo los animales derrotaron con fuerza, de salida, en los burladeros y fueron nobles en la muleta, aunque el fuelle se les fue apagando a medida que transcurría la lidia. El segundo, el quinto y el sexto auténticos tíos, quiero decir toros hechos y derechos, más vareado el cuarto.
Para lidiarlos estuvieron enfrente el sevillano Javier Jiménez que saludó desde el tercio y recibió una oreja en su segundo; el albaceteño Alberto Pozo, silencio y oreja; y el torero de Valladolid Pablo Santana, aplausos y una oreja en el que cerró plaza.
A los tres chavales les tocó en el sorteo un pavo de los seis traídos por el Ayuntamiento y Simón Caminero quien tuvo tiempo de sacar el pañuelo y pedir la oreja para los muchachos, tal vez pensando que ¡cuántos diestros toreros no ven toros como los lidiados esta tarde!.
Abrió plaza el de Espartinas Javier Jiménez a quien se le nota placeado, puesto, cón más oficio de los tres, solventando las dificultades del toro y bajándole la mano con cierta gracia. Pasó un calvario con la espada pinchando en varias ocasiones y logrando una estocada con guardia y varios golpes de descabello. En este toro se desmonteró por dos espectaculares pares de banderillas el subalterno José Luis López Romero «Lipi», haciendo la suerte muy bien.
Cuando las mulas arrastraban al de los Bayones, se escucharon aplausos de la concurrencia que llenó en media plaza el graderío de Pedrajas de San Esteban. En su segundo, que brindó al iscariense Horacio Sansegundo realizó una faena bien resuelta y muy aseada. Se tiró a recibir y pinchó sin soltar en dos ocasiones hasta lograr una media en buen sitio que echó por tierra al de los Bayones.
El albaceteño Alberto Pozo con vestido de torear amarillo oro y azabache banderilleó él mismo, pero muy agobiado por el pitón izquierdo del toro, una auténtica guadaña, sólo pudo completar una faena de las denominadas de esfuerzo. Sin embargo, en su segundo, volvió a tomar los palos y puso un par al violín de poder a poder, arriesgando por los adentros y siendo muy aplaudido por el público que comprendió el riesgo. Con la franela anduvo dale que te pego, con mucha voluntad, intentado sacar agua de un pozo que se agotó pronto. Además falló con la espada pinchando dos veces antes de lograr una estocada tendida y un golpe de descabello. Y recibió una oreja.
Y el tercero de la terna, Pablo Santana, poco pudo hacer con el manso penco y rajado primero de su lote que se fue a toriles y allí hubo de instrumentarle la faena y darle unos cuantos muletazos, de aliño para tras pinchar, conseguir una estocada trasera al hilo de las tablas. Lo mejor en este toro la vara de Javier Bastida, picando en la pelota, con estilo, y la brega con el capote de Suso, otro subalterno que como el buen vino mejora cada día. Sabe hacer las cosas, ayuda a los compañeros y está pendiente de todo. Hoy tanto con el capote como con las banderillas, Suso ha demostrado que está en la cabecera de los toreros de plata por preparación, buen hacer, gustar y saber ser torero.
Pero a lo que vamos. El sexto de la tarde, un toraco bonito, precioso, bien armado, cuajado al que picó bien Titi Agudo se fue apagando como una candelica a medida que transcurría la lidia. Pablo, muy valiente y en su sitio, lo intentó pero los cabaezazos del de los Bayones que echaba arriba la cara, dando el molesto derrote, no permitió el lucimiento en su totalidad del diestro que había brindado al público. Hubo algunos pases de ejecución académica, pero la faena adoleció de continuidad. No obstante, me gustó el valor de Pablo Santana para estar entre los pitones del novillo y citar de frente con la izquierda, haciéndolo de verdad. Intentó bajar la mano para someter al bronco ejemplar pero el cabezazo era de los que partían el estaquillador. Tras acabar con el animal de media estocada y descabello, recibió la oreja que paseó triunfal entre los aplausos del público.
En resumen. Última de la feria de Pedrajas de San Esteban la celebrada el día de San Agustín, con el olvido de guardar un minuto de silencio en memoria de Manolete, la estupenda banda de música de Pedrajas que recibió la ovación de sus paisanos y los buenos amigos Pedro Casares y Ortuño, el mozo de espadas de Santana, El Chaca y Chema Rueda de Valladolid y mi colega Pepe Estévez de Opinión y toros con quien compartí el callejón. Sin olvidarme de Simón Caminero y María Jesús Pérez que me atendieron con la amabilidad con que lo hacen siempre. Hasta la próxima.
Fotografías: J. López
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