El bulto del santo encaramado a su peana con cara de pocos amigos lucía pañuelo torero con las armas de la ciudad bordadas; a ratos llovía de mayo mientras la endomingada corporación municipal hacía los cumplidos acostumbrados; un balón de reglamento encajado en el canalón cercano avisaba que en el tiempo corriente más pinta fútbol que toros y las palomas, salidas por causa de los efluvios primaverales, pedían a gritos un par de chicos con carabinas del 4,5 que las espabilaran.
Todo aparentemente normal, sólo aparentemente: Por primera vez en muchos años Valladolid no tendrá toros el día del santo torero.
La notable ausencia tiene dos responsables: El ayuntamiento de Valladolid y la empresa concesionaria del coso de Zorrilla.
El nuevo ayuntamiento huye de la tauromaquia como de la peste, niega subvencionarla y racanea hasta el camión de bomberos para regar la plaza. A nadie engaña, antes de las elecciones era sabido que Podemos, piedra angular del nuevo regimiento, declaradamente antitaurino, anularía al sector torero del PSOE, siempre acomplejado por miedo a ser tachado de antiprogresista. No prohíben porque no tienen potestad … de momento; pero dificultan lo posible hasta que sus capacidades les permitan prohibir a sabor, verdadera vocación de la modernidad, prueba irrefutable de que se es alguien.
El error parece de bulto. Un ayuntamiento que subvenciona las actividades más insospechadas, no lo hace con la tauromaquia por motivos ideológicos, dejando así de ser un ayuntamiento de todos para pasar a ser un ayuntamiento de unos cuantos; traza conscientemente un foso que divide la ciudad en dos, genera innecesariamente tensiones y fuerza al grupo marginado a obrar en la misma línea; es decir, tener por enemigos a quienes colaboren con el ayuntamiento y –por ejemplo- pedir a los aficionados que no consuman productos de esas empresas colaboradoras. ¿Por qué favorecer a los cómplices de quienes niegan el pan y la sal?.
En resumen, el ayuntamiento ya no es de todos porque no quiere serlo.
La empresa, por voz de Antonio García ”Matilla” dijo que no daría función el día del patrón de los toreros:
«como empresa, no podemos hacer de menos a los anteriores equipos de gobierno del ayuntamiento que sí las concedieron».
Bueno, eso dijo el Norte de Castilla que dijo Matilla, aunque yo tengo mis dudas que dijera tal bobada; lo que sí dijo es que no habría toros en San Pedro. Vamos, que no esperando el beneficio que aseguraba la subvención municipal, no procedía dar toros.
Ni siquiera están dispuestos a gastarse una perrilla, aunque sólo sea por cumplir a la costumbre. Parece que las empresas no están para galgadas inmateriales ni para nostalgias y así surge la realidad en toda su crudeza: La tauromaquia de montera ha sido reducida a purísimo negocio de largos años a esta parte; tan puro como el amargo sabor que deja al aficionado vallisoletano la tarde de mayo vacía, antaño ungida con ese no sé qué que brota del asfalto en la ciudades cuando hay corrida, las alegra, humaniza y borra por un momento el fato a tontuna y twitter y el hedor a redes sociales con que generalmente nos obsequian los tiempos.
Mero negocio. El caso es que luego oyes a las empresas hablar de arte, emoción y estas cosas y hasta parece de verdad. ¿Y cuando se ponen solemnes y empiezan a darle con la corrida como BIC, Picasso, Lorca, Goya y resto del arsenal?.
Hora de realidades, de decir aquí estamos, la empresa sale corriendo al caer el primer proyectil. ¿Tan difícil habría sido apañar una novilladica?… Por lo menos para salvar el honor. ¿No torean los chicos muchas tardes pagándose los novillos o lo que falte para pagarles?. Con 3.000 euros y la carne se apañan seis eralitos, gratis la torería y los 8.000 euros de caja limpios para pagar veterinarios, permisos, seguridad social, IVA, y la interminable lista del vampireo con la que mantener al que luego niega una subvención parecida a la de otra actividad cualquiera.
Se puede salir a pre; incluso con imaginación y aliándose con la talanquera se puede ganar algún dinero. ¿Y el encierro de San Pedro Regalado?; si se metieran los novillos en encierro … si hubiera una diana por Valladolid previa al encierro, el almuerzo en los alrededores de la plaza, el vermú, la novillada … ¿Y si degenerara en capea dentro de la mejor tradición?. Un día completo y auténtico de toros, tal vez eso fuera capaz de llenar la plaza y la ciudad. El pasado septiembre ¿Cuál fue la mejor entrada en Zorrilla, tal vez la del concurso de cortes?…. ¿Autorizaría la autoridad municipal tan magna función?. Claro que no, bastaría negarlo para que todo fuera imposible e ilegal.
San Pedro sin toros mientras la montera se duele en silencio para no molestar, para “no ser como ellos”, para que se vea su civilidad; incluso a muchos les parece lógico que no haya nada. ¡No va a perder dinero la empresa!.
Y sin embargo estas curas vienen muy bien; criban, disponen y al final, como Dios escribe derecho con renglones torcidos, nos conducirá hacia una tauromaquia al estilo francés, fuerte y sana por ser libre, por no comer de la mano de ningún estado, ni tener ni necesitar subvenciones de ningún alcalde o ministerio; cuando uno se puede permitir el lujo de decir: “ … a esos (ponga el lector el calificativo que le parezca) les mantengo yo ..” es que él es quien manda, y lo estamos viendo en las talanqueras.
Ahí está la meta, ahí la libertad, hora de espabilarse y comenzar a cambiar las cosas de profundis; bien está que los poderes públicos no quieran saber nada de toros pero recíprocamente parecerá lógico que los toreros no deban querer saber nada de los poderes públicos.
¿Se atreverá la montera a tirar ahora hacia adelante?. ¿Cuándo legislarán los federaciones de aficionados?. ¿Superaremos alguna vez el despotismo iletrado de D. Carlos III, el paletismo Maurista de 1.908, el panfilismo de la II República, la turbada circular de Fraga Iribarne … el complejo de inferioridad que arrastramos desde 1.700?. Por una parte parece que no, incluso hay algunos en el ayuntamiento de Valladolid que íntimamente se consideran idénticos a las bestias, incluso inferiores, como aquéllos que adoraron al becerro de oro en las faldas del Sinaí; por otra, las manifestaciones de Valladolid y Valencia apuntan nuevos aires; de cualquier modo dos culturas antagónicas, dos modos de entender el mundo, el demonio y la carne completamente diferentes y opuestos despliegan sobre el tablero, y no pueden convivir en un mismo espacio como ha demostrado el ayuntamiento de Valladolid.
(JOSÉ RAMÓN MUELAS GARCÍA).
Ignacio dice
Lamentables los antis… Y lamentables los taurinos que no tenemos «salero» para realizar nada en de la tauromaquia todo se traduce a € y así pinta…. Qué pena !!!