A puerta grande por día. Así va la feria de Valladolid. Esta vez lidiándose un encierro conformado por dos toros de los Hermanos García Jiménez, uno de ellos corrido en segundo lugar, excepcionalmente encastado que fue premiado con el pañuelo azul por la presidencia de la corrida, dándosele la vuelta al ruedo por el tiro de mulillas, cuatro de Mari Carmen Camacho y uno más de Olga Jiménez, que resultaron nobles y bravos, aplaudidos en el arrastre.
Casi un tercio de plaza se dio cita en el graderío para contemplar la final de las novilladas veraniegas de promoción, anteriormente nocturnas, y que la empresa ha incluido en esta ocasión en la Feria taurina de septiembre en honor de Nuestra Señora de San Lorenzo. Entre los espectadores un importante grupo de chicos y chicas que aplaudieron a los novilleros y que tenían franco el acceso a la plaza por la empresa que rige los destinos del enclave vallisoletano, creando afición y aportando ideas para atraer a la juventud a las plazas de toros.
El vencedor sin duda alguna del encuentro novilleril ha sido Fernando Adrián que cortó tres orejas a sus ejemplares a los que toreó extraordinariamente sobrado de facultades, con aplomo, veteranía y oficio. Incluso banderilleó a su segundo enemigo con acierto y suficiencia. Al novillo de Hermanos García Jiménez, premiado con la vuelta al ruedo, lo entendió a la perfección instrumentándole una faena templada, ligada y de sometimiento. El animal iba y venía a cada uno de los cites con prontitud y alegría. Tras cuadrarle, le arreó una estocada en todo lo alto que echó patas arriba al torete, desatando la petición mayoritaria del público, logrando las dos orejas que le fueron concedidas por la presidencia del festejo.
En el quinto, de Mari Carmen Camacho, de nombre «cazador«, se echó de rodillas para instrumentarle dos largas de recibo y posteriormente responder al buen quite que hizo su compañero Luis Miguel Castrillón. Tras parear con suficiencia y en lo alto, se echó de rodillas para iniciar la faena de muleta. Le sacó al centro del platillo y allí le hizo una faena sobrada, plena, completa, larga tanto como para recibir un aviso. Logró una estocada algo caída y precisó dos golpes de verduguillo para atronar el animal, pero el público, entregado con el muchacho, le pidió la oreja con fuerza que le fue concedida.
Abrió plaza y corrida Gonzalo Montoya lidiando un bravo eral de García Jiménez que salió con el pitón derecho medio roto y sangrando a borbotones. El animal, muy bien lidiado en todo momento por la cuadrilla, fue brindado por el novillero al periodista Fernando Fernández Román, presente en un burladero del callejón. Una faena larga, aseada, por el pitón derecho fundamentalmente no fue acompañada por el acierto con el acero, al pinchar sin soltar y lograr después una estocada baja. Ambos, toro y torero, recibieron aplausos ,uno en el arrastre y el otro saludando desde el tercio. Algo parecido le sucedió con «zurito» el cuarto de la tarde, malogrando con la espada el bien aplicado oficio con la muleta. De nuevo se repitieron los aplausos de la concurrencia y los saludos del diestro.
Y entró en liza el colombiano Luis Miguel Castrillón, orientado por Campuzano, por cierto de punta en blanco siguiendo las evoluciones de su pupilo, explicándole y animándole desde la tronera del callejón. Cortó una oreja en el sexto, el de Olga Jiménez, de nombre «amargado» por sus series cortas, con tiempo, entregadas, sabias… Hizo un cambio de mano de antología y ligó toda su faena con muletazos aplomados y buenos. Al final de la faena cerró al toro con unas manoletinas de estética y muy ajustadas, entrando a matar en corto y por derecho, logrando una estocada que acabó con la vida del animal. Otra vez la petición del público y una oreja merecida para el muchacho. Previamente en su tercero había estado en torero, sabiendo qué hacer en cada momento, pensando la evolución siguiente, con un toreo despacioso, lento, colocado y tranquilo. pero… ¡ay! la espada fue su cruz, pinchando varias veces sin soltar, recibiendo un aviso, y acabando con el noble novillo, algo gazapón, de Mari Carmen Camacho de una estocada algo desprendida. Recibió los aplausos del público.
Para resumir, una estupenda y encastada novillada con un toro de pañuelo azul de los Hermanos García Jiménez que podían haber sidos los dos, y tres más, nobles y repetidores de Camacho, y de cierre otro de Olga Jiménez, que no hizo honor a su nombre de amargado sino todo lo contrario, que se dio dos costaladas tremendas cuando lo recibían con el capote, sacudiéndose los riñones en dos topetazos que le infringieron daño al animal, pero que siguió a lo suyo que no era otra cosa que embestir. Bien los muchachos, sobrados para novillos sin caballos, preparados y puestitos para hacerlo ante el utrero, que ya lo están pidiendo a voces.
Y mañana más.
En esta ocasión, la segunda corrida de la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo con Finito, Leandro y Daniel Luque se anuncia un encierro de Fuente Ymbro, los toros apetecidos por los toreros que cría Ricardo Gallardo en la localidad gaditana de San José del Valle.
(Fotos: FTV)
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