Y bien que le viene sobre todo tras las últimas elecciones en Andalucía que han destapado un aspecto que casi todos creían ya superados: la preponderancia e interés del medio rural en las personas. No le ha faltado tiempo a la ministra cardo de transición ecológica, Teresa Ribera para insistir y decir en una emisora que ella prohibiría los toros y la caza e imponiendo su opción que es “disfrutar de los animales vivos».
No es de recibo y sí criticable por intolerancia que una ministra que es de TODOS declare públicamente en antena que por ella apartaría, prohibiría e impediría a una parte de la sociedad, es decir a todos los taurinos en el ejercicio de su libertad, seguir con la fiesta de los toros, practicarla, amarla y fomentarla. Y no es de recibo porque esta señora, aunque pertenezca a un partido que ha cambiado y mucho en el devenir de los tiempos en su concepción de una sociedad más justa y solidaria por la que lucharon tantos de sus compañeros de ayer, se dedique a pontificar, declarar y criticar a quienes gustan, aman y practican la Tauromaquia
Poco a poco cada cosa está volviendo a su sitio, aunque en ocasiones el desbaratamiento de ideas, pocas razones y muchas imposiciones de algunos políticos que no merecen estar al frente de la dirección ni tan siquiera de una comunidad de vecinos por inútiles, veletas cambiantes, y que se dedican a arrimarse al sol que más calienta en cada momento para reservar ellos mismos su canonjía, su prestigio, su ganancia, parece como si se adueñaran de la situación.
Servir a la sociedad conlleva sacrificio personal y esfuerzo, mirando el bien público sin el abuso constante e insolidario, egoísta del bienestar particular. Eso es algo que muchos no han asumido ni lo asumirán nunca.
Y en esto, el mundo de los toros da ejemplos cada día y cada temporada de la realidad humana, samaritana, solidaria, entregada, servicial, respetuosa y honrada de la mayoría de sus gentes que van por la vida intentando mejorar las cosas. Es cierto que garbanzos negros los hay en todos los guisos, porque no hay perfección total en el ser humano, pero los taurinos son sufridores callados hasta que llega el momento de responder de una u otra manera, en este caso con la fuerza de su voto dando representación política a quien al menos dice respetarle, y no insultarle, prohibirle, criticarle o hacer de sus costumbres y tradiciones muñecos de pim, pam, pum con lo que entretener al personal.
Tras las elecciones de Andalucía, la fiesta de toros ha recibido una bombona de oxígeno y lo ha hecho, no se engañe nadie, de entre ellos mismos, de sus gentes seguidoras y aficionados, poniendo cada cosa en su sitio y haciendo justicia de la de verdad por muchas voces políticas buenistas que salgan machaconamente, una y otra vez, en las televisiones, radios y periódicos llamando criminales y asesinos a quienes gustan de ella. La Fiesta de toros aunque siga en ocasiones con respiración asistida, sobrepasa estos otros caracteres partidistas, contrarios, críticos y miserables que utilizan su mismo partido para atacar, hipócritas, a quienes un día les apoyaron con sinceridad y desinterés.
La grandeza de la fiesta de toros reside en ella misma y en cuantas personas la hacen posible cada día sin miedo, con orgullo, ánimo y dedicación.
Fotografía: José FERMÍN ROdríguez
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