Conozco las idas y venidas de muchos chavales que quieren dedicar su vida a esta profesión de ser torero, tan hermosa como dura, tan bella como difícil, tan espectacular como complicada. De ese ramillete siempre me ha caído, y me sigue cayendo, muy bien el torero del Tiemblo Pedrito Cabrero, que gracias al esfuerzo de su familia y especialmente de su padre llegó a debutar con picadores acompañando a Pablo Lechuga un día de verano de hace un par de años en su localidad, lidiando dos pellejos de agárrate y no te menees de Alcurrucén, más toros que novillos, con los que se fajó valiente.
Pero en fin las cosas son como son. Hoy he conocido a un muchacho de la zona de la sierra madrileña que ha debutado con caballos el año pasado y que, además estudia derecho en la universidad, a falta de las asignaturas de Procesal y Administrativo, cuya licenciatura tiene al alcance de su currículum.
Ahora que la temporada aún no ha descorrido cerrojos en portones, toriles y plazas, Pablo Ruiz realiza en Valladolid con otro grupo de personas un curso denominado master en tauromaquia que imparte la Fundación universitaria San Pablo Ceu. Y cuando las circunstancias se lo permiten marcha a Madrid y allí, en Chamberí entrena, tal y como hacía hace algún tiempo con el maestro Julio Aparicio. Ha elegido Madrid porque no en balde ha sido alumno de la Escuela de Tauromaquia que dirige José Luis Bote.
De su debut con picadores, lo mejorcito, el recuerdo que guarda primorosamente, en la faena al segundo de su lote en la localidad madrileña de Villamantilla, ya asentado, tranquilo y con los nervios templados, de la ganadería de El Estoque de Ángel Quintas, al que cortó una merecida oreja.
Pablo Ruiz Gallego tiene tipo de torero, ganas no le faltan y la entrega ya se la veremos en la nueva temporada.
En el recuerdo faenas sin caballos en Fermoselle, Villarino de los Aires y otros pueblos que le colocaron por méritos propios a ser uno de los más importantes novilleros sin caballos del escalafón.
De momento, muchacho, ánimo e intenta terminar la carrera. Luego dedícate a la vocación que quiera abrirse paso en ti mismo, con perseverancia, trabajo y tesón. Ahi está el tino más que en el deseo, el sueño y la quimera. Porque, como casi todos saben, soñar no cuesta dinero, siempre mucho menos que torear.
Pedro dice
Vaya cara alpargata lleva el colega