El novillero vallisoletano Pablo Santana ha salido a hombros en la novillada celebrada en la localidad zamorana de Fuentesaúco, dentro de las fiestas de la Visitación por una faena ajustada, seria y con sentido de la colocación a un novillo de la ganadería cacereña de Sánchez Urbina.
Con Pablo Santana intervenían en el cartel Antonio Chanca y Héctor Blanco que lidiaron sus ejemplares con pulcritud y aseo, pero sin acertar con el estoque por lo que el público tan solo silenció la labor de ambos toreros. Chanca vio cómo su novillo dio una voltereta espectacular cayendo sobre lomos y riñones, con lo que quedó mermada físicamente la embestida de la res. En este novillo recojo un grito de mujer salido del tendido y dirigido al delgado novillero cuando se dispuso a poner banderillas al animal. «Colócalas bien, que no te pesan las carnes». Una faena sin demasiado interés, con poco sitio, pero con esfuerzo y dos pinchazos y estocada mandaron al desolladero al eral.
Héctor Blanco brindó a sus padres presentes, en el tendido la madre y en el callejón el padre, descuidando el oficio de pedir permiso a la presidencia como es preceptivo. Pero bueno todo sea por la situación nerviosa del momento. Pechó Blanco con un novillo colorado, escurrido de carnes y de cuerna acaramelada al que instrumentó una faena aseada, pero que no recibió en demasía los aplausos del público cuando acabó con él tras recetarle una media muy trasera.
Sería Pablo Santana quien se llevó el gato al agua en la tarde de Fuentesaúco, ante un cuarto de plaza nada más, en la sombra, toda vez que el incidente acaecido en el encierro nocturno del viernes ha hecho decaer bastante el ánimo de la gente, presentando como desolado el tendido de sol.
Recibió al ejemplar Pablo con el capote, fijándole la embestida jugando los brazos con acierto y galanura y sacándole a los medios en donde remató con una media y la revolera, muy aplaudida por el público.
Bien lidiado en esta ocasión por los Herrero, padre e hijo, dándole los capotazos justos para ponerle en suerte para banderillear, porque el novillo tenía su punto de brusquedad y peligro y había que poderle. Así lo entendió Pablo y así empezó la faena, doblándose por bajo con el novillo y sacándolo al medio donde desenvolvió toda la lidia. El marrajo tenía su guasa pero Pablo, sereno, entregado y sabiendo lo que hacía, metió al toro en la muleta y al público en el canasto, como suele decirse.
Una estocada, echándose a ley sobre el morrillo del toro, hizo que el animal doblara y los pañuelos poblaron los tendidos pidiendo la oreja que fue otorgada por el presidente por partida doble.
Dos orejas que le hicieron acreedor a Pablo para salir a hombros de la plaza de Fuentesaúco, portado por el costalero y amigo Currito Marciel, el torero de la Nava, que también sabe estar en su sitio cuando se trata de apoyar a un compañero.
En resumidas cuentas una novillada de Sánchez Urbina con dos novillos que se dejaron y otro al que hubo que poder y lidiar con oficio y sometimiento.
Andrés Sánchez, el apoderado de Pablo mostraba su satisfacción por el desenvolvimiento a lo largo de la lidia del novillero vallisoletano de Alaejos que va consiguiendo algunas de las metas marcadas como en este festejo de promoción, programado en el cartel con acierto por el empresario taurino Julián Guerra para las fiestas patronales de Fuentesaúco.
(Fotos: Óscar Jiménez, de Alaejos)
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