Conozco a Pablo Santana desde muy pequeño, casi, casi cuando se echó los trastos de torear a su propia vida: tentaderos, pruebas, novilladas sin caballos, con ellos…Con qué pasión y cariño me hablaba Fidel, su padre, del muchacho al que yo vi torear con una mano zurda prodigiosa a una vaca santacolomeña, cárdena y bien armada donde Trifino Vegas, de esas que se revolvían en un palmo y hacen sudar tinta a los toreros. Luego, la evolución de los acontecimientos, el ir a más, superándose cada tarde ante los ejemplares que le tocaran, sabiendo sufrir, comportándose como un torero, dedicado a lo suyo, sin alardes pasionales, con profesionalidad y asiento. Entre nosotros surgió la amistad espontánea, reconocida y amable de la que siempre he hecho gala.
Verdad es que poco puedo yo darle. Tan solo hablar de su labor, de su trabajo y de su actividad como torero, sin regalarle nada ni adulaciones inmerecidas ni tapando los defectos, poniéndole al descubierto ante su propio destino, pero a su vez creyendo en él y en su forma de entender el toreo, animándole ante la contrariedad y corrigiéndole lo poco que personalmente le pueda corregir. Pero nuestros seguidores y lectores tienen que conocerlo, porque merece la pena.
Pablo nació a la vida en Valladolid el año 1989, y para el toreo empezó tras dar sus primeros pasos en la escuela de Medina del Campo y más adelante en la de Medina de Rioseco, logrando ser triunfador absoluto en el Bolsín taurino que se celebra en la Ciudad de los Almirantes. Quedó además en el año 2007 finalista del de Ciudad Rodrigo, entre 80 jóvenes aspirantes a toreros que participaron. Con diecisiete primaveras se puso a trabajar… Toreaba y trabajaba al mismo tiempo. En su recuerdo, aquellas tardes tras salir del tajo diario, vestirse de torero para matar una novillada o entrenar o prepararse físicamente…
Su primera tarde vestido de luces fue en Villalar de los Comuneros un 17 agosto de 2006, tras recoger la oportunidad que le dio Simón Caminero para conocer esto, con la ayuda del ya fallecido Bienvenida Zorita, el gran aficionado de Castronuño que sabía coplas flamencas de torería y arte. Nueve novilladas constituyeron su bagaje ese año con triunfo en Mojados, Dueñas, Teruel, Marbella, Toledo… Al año siguiente, dirigido por Santiago Garay, toreó en el año 2007 catorce festejos y en el año 2008 fue el mejor con 28 novilladas sin caballos para el esportón. En 2009, llegó un cierto bloqueo natural quizás porque necesitaba algo más, actuando solo en catorce tardes.
Pero la década de 2010 trajo un cambio sustancial en la vida de Pablo, sonriéndole la suerte, la elegancia y el conocimiento de un torero que le aportó técnica, sabiduría y oficio. El diestro salmantino Andrés Sánchez. Todos los días, lloviera, hiciera sol o frío, durante cuatro meses, viaje obligado a Salamanca donde le enseñaron y aprendió lo que era el toreo de verdad y fue preparado para debutar con caballos: Salamanca, Valladolid, Iscar, Teruel son las últimas plazas que le ven despachando erales, antes del salto al utrero, al casi toro, que lo da en la temporada 2011 y con Andrés Sánchez a la cabeza y Manolo Martín le proponen debutar con picadores en la feria de Cáceres… Fue algo muy bonito y que jamás olvidará. Para Pablo es el vivo recuerdo de aquella tarde, haciendo el paseíllo con los del castoreño, situándose a partir de ahí entre los veinte mejores novilleros del escalafón.
En 2012 tras el término de la relación con Andrés Sánchez, lo tutela Jorge Manrique, a quien siempre desde pequeño pidió consejo. Siempre orientando, acelerando su preparación, destacando y llevando sus asuntos con propiedad y sinceridad. Jorge sabe que Pablo tiene que ir dando los pasos firmes, responsables, uno a uno, preparándose a conciencia para dar el salto, sin apresuramientos que a nada conduce. Para Pablo es un privilegio tener a Jorge Manrique como apoderado. Ante las ansias que muestra este joven torero por torear en Valladolid, Jorge siempre le dice: “Hazme caso la plaza de Valladolid es monumento histórico no la van a quitar y la plaza ahí esta… Torea al año que viene que estarás más puesto». Y así fue, cortó una oreja y a punto estuvo de abrir la puerta grande.
El año 2012 ha sido muy especial para Pablo por el apoyo que ha recibido de toda la gente y sobre todo de la cuadrilla que le acompaña. Todos ellos son muy profesionales: Ahí está Mario Campillo, su peón de confianza, quien es torero y subalterno de plata fina de Valladolid, que ha apostado por Pablo. Suso, David Picón, Jesusito Herrero, el picador Javi Bastida… todos ellos han toreado con él y han tragado el miedo y la responsabilidad, el compañerismo, la amistad y la torería.
La plaza de toros de la Flecha es el sitio en donde el toreo de salón se practica por cuantos llevan en sus venas la sangre de la tauromaquia, el anhelo por el triunfo, la responsabilidad de cada tarde y especialmente afrontar el reto como la responsabilidad propia de un torero. Y digerir el otro, el miedo a no estar bien ante los espectadores, a no llegar a generar ese arte inmenso que cuando cuaja hace que el torero sea único e irrepetible.
Pablo Santana tiene cerca en esta temporada la alternativa como matador de toros, pero sin obsesión, pues antes tiene que pisar plazas importantes como la de Madrid. En estos momentos está muy ilusionado esforzándose mucho y preparándose a conciencia, pues los primeros compromisos están, como quien dice, a la vuelta de la esquina y no quiere defraudar a nadie.
Jandillas, Cebada Gago, Ríogrande, Montalvo, Los Bayones, Aldeanueva, Lorenzo Espioja… son ganaderías a las que este joven torero ya se ha enfrentado en encierros duros y comprometidos. Incluso aquella novillada espectacular por trapío y malas intenciones de Ríogrande, corrida en Yepes, que a punto estuvo de causar un serio percance a la terna y que envió al hospital de Toledo a Pablo, tras cogerlo feamente al entrar a matar. Hecha la cura de urgencia, las radiografías y tratadas las contusiones y fracturas, él decía a su padre: “Que acaben pronto los médicos, que mañana toreamos en Herrera de Pisuerga. Y lo haré aunque sea escayolado”. Y así fue. Al día siguiente toreó, bien es verdad que algo mermado, como figuraba en su compromiso ante la gente de Herrera de Pisuerga que lo aplaudió con fuerza y reconocimiento. Porque estos hombres están hechos de otra pasta.
¡Suerte, Pablo, y a seguir duro en este caminar que te has propuesto!
Fotos: José Fermín Rodríguez
Deja una respuesta