De casi todo, menos público, hubo en la primera de la feria de San Pedro en Zamora. No se merecen estos resultados todos aquellos que realizan el trabajo y se dedican a dar espectáculos taurinos, de cierta categoría, como ha sido la corrida de hoy en la ciudad de Doña Urraca, a cargo de Eventauro, una empresa que trabaja con rigor y profesionalidad.
Se ve que el baile de la corrida anunciada, Palha, rechazada por los servicios veterinarios en el reconocimiento de parte del encierro y sustituida por la lidia de la de Mari Carmen Camacho, grandona, bien presentada, con kilos, trapío y nobleza, aunque con no demasiada fuerza, no tenía el suficiente tirón para el aficionado. Y así a la hora de empezar el espectáculo, un tercio de plaza, calor asfixiante, sol y moscas, pero esperanza por arrobas entre los espectadores y los matadores que se enfrentaron a estas reses de encaste Núñez que no niegan la patria ni en cuanto cara ni en comportamiento.
Todos los toros recibieron una vara en el caballo, algunos la tomaron con largueza, sin medida, empujando a la cabalgadura pero sin derribar en ningún momento. Con lo que los diestros pidieron el cambio a la presidencia de la corrida que atendió siempre su demanda. Juan Iglesias, asesorado por el torero zamorano Andrés Vázquez, actuó con rigor y en el callejón los responsables delegados de la autoridad, en esta ocasión miembros de la policía municipal zamorana, tuvieron formas, compostura y buen hacer en su cometido. Precisamente tuve la fortuna de compartir con uno de ellos parte del festejo porque el sitio no me permitía estirar ni las piernas. Gracias agentes, por vuestra comprensión.
Y vayamos al festejo en sí para que no se nos aleje demasiado la especie en circunloquios, circunstancias y anecdotillas.
Abrió plaza Juan José Padilla que entró en sustitución del portugués Víctor Mendes y a fuer de ser sinceros, el ciclón de Jerez estuvo en torero, animoso, entregado como cada tarde, calentando más el ambiente de lo que ya estaba caldeado por aquello de la calorina sufrida en salva sea la parte de las piedras de sus graderíos. Lidió bien a «cigarrero» un pavo de 540 kilos de romana, cuajado, cabezón, hecho y derecho. Un pedazo toro que salió distraído de los toriles y con una cornadita en el brazuelo.
Padilla brindó al público y ligó una faena entregada por la derecha, con desplantes, alardes y valentías. Le despachó de una estocada algo perpendicular que le valió la oreja. Trofeo que repetiría en el cuarto, al que recetó una estupenda estocada, abriendo así la puerta grande.
El segundo de la tarde «costagris» se las hizo pasar de a kilo a un corajudo, valiente, esforzado, todo pundonor, como demostró Sánchez Vara pese a resultar cogido, a consecuencia de lo cual sufrió fisura de varias costillas, daños en la clavícula y un varetazo corrido en la pierna. Pasaportó de pinchazo sin soltar y media recibiendo un aviso de la presidencia. Se oyeron aplausos de reconocimiento al diestro que pasó a la enfermería. En su segundo, quinto de la tarde, de feísimo nombre de bautizo «empalmado«, solo le toreó con la zurda, al no poder hacerlo con la derecha, por la lesión que arrastraba a consecuencia del revolcón en el primero de su lote.
El salmantino Javier Castaño fue quien para mi gusto interpretó el toreo con mayor sentimiento y hondura, calidad y valor. Se dejó rozar los alamares por «escopetero» en una de las fases de la faena, entregado, pero que no acabó bien al fallar a espadas. En el que cerraba plaza, un barbas de 500 kilos, castaño y con un pitón izquierdo terrorífico, se lució también e instrumentó una faena con gotitas de calidad.
Entre los subalternos destacar a David Adalid quien puso a este toro dos pares de banderillas extraordinarios, uno de ellos superior, asomándose al balcón, haciendo la suerte con galanura, destreza, gusto y sentimiento. Por lo que el público le premió con una ovación cerrada, obligándole a desmonterarse y saludar.
En resumidas cuentas, una entretenida corrida de toros la ofrecida hoy en Zamora por su empresa adjudicataria, con tres toreros valientes, duros y acostumbrados a pocas florituras, pero que supieron llegar por su nobleza, entereza y valor a los tendidos.
Ficha de la corrida:
Seis toros de Mari Carmen Camacho, nobles, cuajados, íntegros de pitones.
Juan José Padilla, oreja y oreja. Salió a hombros de la plaza.
Sánchez Vara, aplausos y oreja.
Javier Castaño, silencio y aplausos.
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