No hay forma de comprender medianamente estas actitudes perversas contra los toros, la fiesta y sus profesionales por parte de las altas instituciones del gobierno que parece legislan y tienen en cuenta solo a una parte de la sociedad, apartando la otra.
Según la resolución publicada en el BOE, el Consejo de Ministros ha aprobado la convocatoria de ayudas generales a la producción de largometrajes que tendrá una partida de 40 millones de euros. La propuesta viene del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, que aumenta el presupuesto en 5 millones de euros con respecto al año pasado.
Mientras tanto, los profesionales del mundo taurino solo para pagar impuestos, sin recibir ni una caricia comprensiva abandonando a su suerte al toreo, un sector que paga religiosamente sus impuestos (140 millones en concepto de IVA en una temporada normal) a la par que prosigue regando de subvenciones a otros sectores culturales como el del cine.
Esta injusticia palmaria hacia un aspecto y valor tan significativo para pueblos y ciudades, gentes, campos y animales como es la Tauromaquia se ha hecho hoy de nuevo realidad. Y el que no quiera verlo, es porque está ciego.
Tras el recuerdo de la reunión con la Fundación del Toro de lidia en la que se prometieron unas ayudas a los subalternos que han llegado a cuentagotas y que han olvidado al resto de patas que componen el sector taurino, cada vez más estas medidas y decisiones deberían estar presentes al menos entre aquellos ciudadanos comprometidos que navegan con sus barquillas por este proceloso mar de la fiesta de toros y más de una vez exclamarán: «Quien quiera hacer cine que se lo pague».
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