Una de las cosas gratas, ahora que ha terminado la temporada taurina y estamos en tiempo de balance y análisis de la misma, es el recordatorio de algunas de las actividades, en ocasiones rayanas ya en manías aunque con más propiedad habría que decir hábitos, que se dan en los momentos previos a las corridas de toros. Los diestros toreros llegan al patio de cuadrillas y allí les aguarda una pléyade de aficionados, de conocidos, de «fans» como se dice de forma cursi, para retratarse con ellos en el momento previo al inicio del festejo.
Ya sean los mismos fotógrafos e informadores gráficos que redactores de medios con acceso a esa privilegiada zona de cercanía al torero, los recuerdos se acumulan entre las páginas de un álbum o en la memoria de un ordenador.
Esta fotografía hecha por Fermín Rodríguez bien creo que tiene para los tres que están, que estamos, junto al diestro un grato recuerdo que emociona al verlo: Juan García Tejedor, de la Cadena Cope; Domingo Nieto, de la Cadena Ser y Jesús López, del periódico digital de la Federación taurina de Valladolid, es el trío de tres mosqueteros de la información taurina vallisoletana y de Castilla y León.
Mal está que los mismos que están encargados de divulgar la actividad, la actuación artística y taurina de un torero en una plaza de toros salgan también ellos como si fueran protagonistas de la noticia, pero el hecho de estar justo en un determinado sitio y coincidir con quien vestido de luces, traga el miedo y, serio o sonriente, accede a fotografiarse con quienes luego le van a ensalzar, criticar, aplaudir o zaherir, va en la condición humana. Pero en este caso pertenece a un público que dispone o aporta su trabajo a un medio informativo para aumentar, engrandecer y ampliar el eco de lo sucedido y hecho por el mismo diestro. Y además son gente aficionada, como tantos otros, que dedica su vida a contar la actuación en el ruedo de un torero y eso también debería saberse.
El diestro es conocido por todos, el espigado Miguel Ángel Perera, el de Puebla del Prior, vestido de traje goyesco por aquello de estar acartelado en una corrida con ese tipo de vestimenta. Su rostro sereno y tranquilo denota firmeza y seguridad ante lo que se viene encima y la terna restante una indisimulada satisfacción por estar junto al matador, al ídolo, al torero.
Foto: Fermín Rodríguez
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