En el punto de mira está el negocio taurino y en consecuencia todas aquellas personas que viven de la actividad que genera, tal y como puede apreciarse en muchas ciudades y pueblos donde las fiestas patronales se adoban con espectáculos de toros muy significativos y seguidos por la muchedumbre que llena calles y plazas, pueblos y talanqueras y supone una extraordinaria animación, sobre todo a raíz de la constitución de ayuntamientos y comunidades y la llegada a los mismos de políticos que tienen como objetivo prohibir, suprimir, eliminar, poner todos los obstáculos posibles para que no haya toros en sus lugares.
Gandía es un ejemplo palmario, pero también Madrid, Huelva, Teruel o Zamora, y esos sitios en donde grupos emergentes como «podemos» y demás inscritos en la izquierda que dicen verde y buscan bienestar animal quieren borrar la Tauromaquia de la faz de la tierra, eliminando cualquier apoyo institucional a la misma.
Estudios estratégicos de Affinity, empresa líder y otros de Nestlé y Mars afirman que la producción destinada al consumo para los humanos, ha decrecido (más durante la crisis) con las caídas de las tasas de natalidad. Las personas de edad avanzada no son rentables ni en alimentación ni en medicina. Por tanto, la tarea prioritaria es expandir y hacer más necesario y complejo socialmente el consumo de toda clase de productos y servicios para las mascotas.
Este es inicio de una hipocresía y perversión del ser humano que no tiene precedentes. Que es admitida, consentida y ni siquiera criticada por los partidos supuestamente más ‘sociales’ o ‘favorables al pueblo’ (PODEMOS; PSOE y similares, que abogan los derechos del pueblo y las necesidades de las gentes) que, financian movimientos globales estratégicos con mensajes pro-animalistas, grupos que van en contra de la tauromaquia y que tiene una estrategia de medio y largo plazo que abarca legislaciones nacionales e internacionales y cambios de conducta social. No puede ser coincidencia que se hayan modificado un centenar de leyes sobre ‘derechos’ de los animales con la eclosión millonaria del negocio.
En España nos gastamos en 2014 600 millones en peluquería, manicura y similares de perros y gatos. Fuentes de Cáritas afirman contar con presupuestos de 250 millones de euros para paliar el hambre de 2,7 millones de españoles en ‘pobreza severa’ y 8 en el umbral de la pobreza. Los españoles gastamos en alimentar a las mascotas 1.010 millones. Con los 35 millones de euros que se gastaron en arena para (que hagan caca) los gatos, podrían abrir todos los comedores de todos colegios para dar comidas a niños necesitados los próximos 5 años.
Todo este revoltijo de hechos, que no ideas, por los que grupos animalistas quieren hacer desaparecer la Tauromaquia que hasta ahora son pocos pero muy vociferantes, consentidos y apoyados por los guardas del orden y de la convivencia, pese a manejar a su gusto la violencia contra las personas, no solo consiste en no hacerles aprecio para que el desprecio sea más evidente, sino en comprometerse verdaderamente en esta lucha encarnizada que estamos viviendo.
No les importa el hombre, no importan los toros, solo importa el negocio.
LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LA TAUROMAQUIA
Responsabilidad penal ante agresiones
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