*Los trabajos en su recinto se hacen a cargo de la empresa Yáñez por cuenta del Ayuntamiento y de la Junta.
En las pasadas jornadas taurinas del mes de Noviembre organizadas por la peña LA VERÓNICA, su Junta Directiva decidió nombrarme socio de honor de dicha organización, haciéndome entrega de la correspondiente acreditación en el salón de sesiones del Ayuntamiento toresano donde se celebró el citado acto cultural.
Agradecido por ello y por su deferencia de ánimo, apoyo y cariño hacia la fiesta de los toros de este grupo singular en la ciudad zamorana, les pedí que además del “bollo preñao” que donan graciosamente en la merienda taurina, me gustaría verles hacer el paseíllo con las mulillas de arrastre, tal y como vienen haciendo, desde su creación, todos los días de festividad allá cuando el calendario abre los días de San Agustín, en la restaurada plaza de toros asombrosa, sorprendente y fascinante levantada junto al Teatro Latorre.
También la Concejala del ayuntamiento presente en dicho acto, María del Canto Marcos, defendió en sus palabras los festejos populares taurinos de Toro y especialmente el recinto excepcional del coso toresano, una pieza arquitectónica enclavada en un conjunto insólito muy estimable por su encanto. Este recinto singular es la tercera plaza de toros más antigua de la Comunidad Autónoma de Castilla y León por detrás de la de Béjar (Salamanca), de 1711, y la de Segovia, en 1805, pues fue inaugurada el 18 de agosto 1828, aunque cerró sus puertas hace más de veinticinco años debido a la escasa seguridad que ofrecía para la celebración de espectáculos. Declarado “Bien de Interés Cultural” con la categoría de monumento, la singularidad del coso radica en ser uno de los escasos testimonios de plaza de toros levantada prácticamente en madera. El ladrillo y la mampostería sólo se emplearon para levantar los muros exteriores y el de la contrabarrera. Es de los pocos de su estilo que se conservan en España. Cuenta con un ruedo de 45 metros de diámetro y un aforo de casi 4.500 localidades distribuidas en una barrera y siete filas de tendidos coronados por una planta superior dotada con cinco filas en forma de palcos y gradas.
Los muros son de tapial y de adobes en lo alto y los tendidos de madera cubiertos. En resumen una auténtica reliquia de la arquitectura popular, vestigio de un inmueble único e irrepetible, que puede y debe ser apreciado, querido, apoyado y respetado especialmente por cuantos aficionados hay a los toros en la Ciudad de Doña Elvira.La restauración que hace la Consejería de Cultura, a través de la Dirección General de Turismo, está adjudicada a la empresa CYM Yáñez por un importe de 1.634.919 euros, según se publicó en el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCYL). Se trata de una inversión motivada por su valor histórico y arquitectónico, donde consta que toreó «Lagartijo» en 1878, el Espartero, Frascuelo o Los Gallos y que coincide con del cincuentenario de su inauguración. Los trabajos de cal corren a cargo de uno de los caleros más famosos de la región por su buen hacer, sus trabajos y su acabado profesionalmente irreprochable: El equipo dirigido por Ismael Rebordinos, de Villamarciel, pedanía de Tordesillas, es el encargado de este cometido.
Con él, y desde el comienzo de las obras, están cuatro hombres a los que logré reunir por parejas para hacerles una fotografía que recordara el momento. Todos son extraordinarios aficionados por lo que su trabajo se desempeña todavía si cabe con más cariño e interés, soñando verónicas ellos mismos entre las paletas, los cepillos, calderetas y herramientas. Alarifes del toreo en su labor: Ellos son Luis “El chopera”; Emilio “el de la bandera”; Joaquín “el hijo del Tizas” y Tomás “el burrita”, la cuadrilla del arte con que se recupera para la posteridad este coso tan bonito, primoroso y lleno de encanto, dirigidos por Yáñez, el maestro de la restauración de edificios como se acredita por su trabajo en muchos de los establecimientos que lucen hoy día orgullosos a los visitantes, a los turistas y al público en general.
En estos momentos, y dentro del denominado pacto local, la Junta y el Ayuntamiento afrontan las obras de implantación, ampliación y mejora de equipamientos y servicios públicos en dicha plaza por importe de 235.414 euros como se atestigua en el cartelón de acceso a la puerta grande del singular edificio toresano.La cubierta ya se encuentra terminada, habiendo sido cerrada en su corona circular con la recogida y caída de aguas de lluvia con tejas viejas cobijas y canales de proporciones regulares, es decir, sin una sola cadencia de irregularidad. Se prevé la realización de una entrada denominada “Vip” o de personajes importantes y para los toreros, la cual se hará por una de las paredes del Teatro Latorre que comunica con las dependencias de la plaza. También se recuperarán, adecuándose convenientemente los espacios de corraletas y chiqueros a fin de que queden acordes a lo dispuesto en la reglamentación taurina de la comunidad.Muchas asociaciones taurinas se han felicitado por la decisión del pueblo toresano, encabezado por su Corporación, para rescatar de la incuria este monumento. Así por ejemplo, el Patronato del Toro de la Vega de Tordesillas dirigió al Ayuntamiento de Toro la pertinente felicitación y carta de reconocimiento por acometer dicha obra, habiendo dado un verdadero e imprescindible impulso a dicha recuperación y considerando la eficacísima labor del Grupo de Gobierno que preside Jesús Sedano.
La Plaza de Toros está enclavada junto a un amplio espacio público conocido como el Parque de San Francisco y se halla al lado de los edificios de la fundación Villachica, del teatro Latorre, felizmente recuperado y en actividad vigente, orgullo del arte de Talía y donde se llevan a cabo representaciones teatrales de los distintos géneros, y vecina también del Hospital de la Cruz y del Palacio de Valparaíso en la misma calle Rejadorada, lugar por donde corrían los toros al llegar las fiestas patronales de San Agustín y desde donde pedimos a Dios que podamos verlos dentro de poco tiempo
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