Bien es verdad que muchos son los llamados y pocos los escogidos tal y como se expresa en las páginas evangélicas cristianas. Y ampliándolo a la nómina de las personas que militan en partidos políticos, mucho más difícil todavía encontrar los escogidos que trabajan y ponen de su parte tiempo y actividad para proteger, fomentar y encauzar la fiesta de toros en aquellos lugares en donde pueden hacerlo.
Hace un tiempo, desde que se produjo el cambio entre aquellos conocidos que llevaron a buen puerto desde la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León la evolución de la Tauromaquia, se ha modificado el equipo de la institución que ahora tiene sobre su mesa la llevanza de asuntos taurinos, y cuya cabeza más visible, al menos para cuantos seguimos de cerca las informaciones, es Gregorio Muñoz Abad quien actúa como Secretario general de dicho órgano comunitario que preside como Consejero Javier Ortega.
Desde que por la primavera pasada, recién llegada la pandemia, Muñoz Abad se ha interesado por la evolución de las Escuelas taurinas de la Región. Y así tanto la de Salamanca como la de Medina de Rioseco han estado en la cabecera de dedicación de este hombre que además es un extraordinario aficionado. Lo vimos en la presentación del ciclo de novilladas celebrada en la Plaza de toros de Toro (Zamora), exponiendo las líneas maestras por la que se rigió y ejerció dicha actividad a fin de no ver el casillero a cero de los importantes festejos taurinos que dieron la oportunidad a novilleros sin caballos que empiezan su andadura en el difícil y comprometido arte de torear.
Hecho el balance final del trabajo, éste es positivo y esperanzador, lo que nos abre la posibilidad de seguir creyendo en la entrega y dedicación que muchos ponen de su parte para mejorar y distinguir a la Tauromaquia y en consecuencia a la fiesta de los toros.
Castilla y León es tierra taurina, de entrega, de pasión, de credibilidad y de armonía cuidadosa con un medio ambiente único y que debe ser protegido especialmente por el desarrollo del toro de lidia, el animal totémico por excelencia en la vida de los pueblos a lo largo de toda la historia humana. Y mientras queden políticos que lo hagan suyo, es posible que se salven al menos los muebles con personas como Muñoz Abad o Javier Ortega.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
Deja una respuesta