Instar a políticos a defender la Tauromaquia con palabras cuando lo que modifica sus actuaciones son votos ciudadanos es, como se dice en los pueblos, majar en hierro frío. Y ya se sabe que ni el herrero Mamblas era capaz de forjar herraduras sin aplicar el fuego purificador, malvando el metal y golpeándolo hasta darlo forma.
Los ataques a la Tauromaquia se suceden, se han sucedido y seguirán pese a los modales y formas que quieran tributarse desde la palabra o iniciativas que poco comprometen para de verdad poner en valor el significado profundo y emotivo que tiene la fiesta de los toros entre muchas, muchas personas, más de las que, algarada tras algarada, vocean, atacan, insultan o quieren romper la cohesión y coherencia arropados por medios de comunicación de tendencia partidista y subjetiva en lugar de imparcialidad y objetividad en sus informaciones.
Politizar los toros es un activo recurrente en estos días de zozobra e incertidumbre. Pero encontrar a responsables políticos que pongan el acento en dar la cara y manifestar sin dobleces ni tapujos su apoyo a la fiesta de los toros, es un hecho que viene aumentando de forma significativa. Bien está decirlo y airearlo y ponerse manos a la obra con hechos y actuaciones.
Uno de estos ejemplos está en el grupo político del Partido Popular que está distribuyendo el contenido de una moción para presentarla en todas las Instituciones Municipales a fin de instar al Gobierno de la Nación a defender la Tauromaquia, como expresión cultural y seña de identidad de España.
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