Como recoge la lámina de La Lidia, una publicación de otro tiempo, donde se daba a la fiesta de toros una importancia singular, algo así como modernamente hacía la revista desaparecida de 6 toros 6 o la vigente actual de Aplausos, los toros tienen que saltar al balcón de la indiferencia, en un brinco decidido como el Miura de la lámina. No puede ser que se les ningunee, no se les respete como a cualquier otra manifestación cultural y no reciban el mismo trato que otras actividades de similar aportación a la sociedad.
Esta semana pasada las manifestaciones, llamadas paseos taurinos, se han ido sucediendo en todas y cada una de las capitales de provincias españolas y muchas otras localidades, sacando a un ramillete más o menos extenso de aficionados, de profesionales, de animosos y solidarios amigos que todavía entienden que todos en España somos iguales ante la ley y nuestro país no es de ningún grupo, familia o personas sino que como está grabado en letras indelebles «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político».
La fiesta de toros, postergada y atacada de forma inmisericorde, se defiende con las ganas de sus integrantes, de quienes caminamos junto a ella por los distintos avatares que traen las jornadas, a veces de retos, otras de críticas, las hay de fomento y, cómo no, de apoyo incondicional.
Los taurinos han salido a la calle a mostrar su disconformidad con el trato que están recibiendo y tal vez ese sea el comienzo de volver a empezar, de resurgir, de retomar la lidia para este toro abanto y burriciego, aculado en tablas, que se está toreando y que cuando se trata de defender a toda la sociedad sin distinciones, ni medias tintas, es preciso echarle con decisión la muleta del arrojo, del compromiso y de la determinación valiente. El clarín resuena en el aire y la fiesta tiene que continuar convocando a sus seguidores desde el respeto, en la firmeza, en la iniciativa y en la intrepidez.
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