Iba discurriendo la novillada de Cuéllar con asombro y acierto en su primera parte hasta que con la merienda en los desangelados tendidos llegó la razón por la que un hombre se enfrenta a un toro dando y exponiendo su vida con raza y valor, sin importar si eran maestros o subalternos, principales o segundones. Aquí quienes hoy se han vestido de luces en Cuéllar han puesto el listón alto por su entrega, su torería, su raza y su pasión por la fiesta al que se sumó el encierro bravo, encastado, duro y bien presentado de unos novillos torrestrella de Condesa de Sobral. La verdad que la tarde, apacible, de luz y color, con un cuarto de plaza de espectadores (los que no han ido se lo han perdido) nos trajo a todos instantes emocionantes, cuando el jabonero cuarto de la tarde, lustroso, cuajado, bravo y encastado echó mano a su lidiador y director de lidia en esta ocasión por la antigüedad en el cartel, el murciano José Manuel, al intentar colocarle los rehiletes del tercer par de banderillas en la modalidad del violín y en el centro del platillo. Y antes le había colocado un par al quiebro de forma espectacular. Allí no hubo música, ni de violines ni de violas, sino exigencia de un toro bravo mostrada con la cogida que arrolló al torero. El toro de Sobral cuando lo ve caído en el albero, lo embiste dándole una paliza de tente y no te menees que le produjo fisura de varias costillas en una contusión torácica importante. Mientras las asistencias le llevan a la enfermería, tocado y con desmayo, el toro arremete a uno de los subalternos, Francisco Sánchez «Delicias» propinándole una cornada en el ano.
Los espectadores atragantados con la merienda y con el corazón en vilo siguen con atención a Manolo Vanegas encargado de dar muerte al novillo de su compañero herido. Le instrumenta una faena entonada, en el sitio, valiente, con ganas, pero al entrar a matar el novillo le coge y lo tiene a su merced en el cuerno unos segundos inacabables entre el ¡ay! del público. Al salir del encuentro doloroso, con la cara hecha un Cristo, la taleguilla rasgada y con síntomas evidentes de encontrarse grogui lo llevan a la enfermería en volandas sus compañeros. El toro mientras tanto ha hecho hilo a otro subalterno que sale a gatas del lance y como puede el hombre. Resultado: Una Contusión en región inguinal sin afectación de los pulsos para el banderillero Godoy.
La afectación de los pulsos era la de los espectadores cuando ven aparecer en el ruedo al venezolano Vanegas desde la enfermería, con la cara como un ecce homo, dispuesto a matar al jabonero de otro tiempo que repartió estopa para dar y tomar. Dos pinchazos y una estocada entera fue el bagaje para que las mulillas llevaran al desolladero a este novillo de la antigua regla de bravura y el Presidente con muy criterio otorgó la oreja al torero.
Y en esto que sale el quinto de la tarde y es el de Ricardo Maldonado. Otro jabonero, esta vez merecedor del pañuelo azul como antes lo había sido el que abrió plaza cuando el vallisoletano acabó con él de estocada que asoma, defectuosa, pero que no empaña de ninguna manera la merecida oreja lograda. La faena a este quinto de la tarde propinada por Ricardo Maldonado estuvo sentida y llena de temple, arrojo y buen hacer. El torero que había cortado una oreja en el burraco primero de su lote yendo en su faena de menos a más, alcanzó el éxito de otro apéndice ante el bravo quinto. Maldonado ante el quinto estuvo mucho mejor, más entregado, con gracia y temple por arrobas especialmente en dos series por naturales de sosiego. Estaba a gusto el de Valladolid con el cuajado y noble novillo de Sobral y su actuación encandiló al público de Cuéllar que le ovacionó con fuerza.
Maldonado ha mostrado ante este ejemplar un arrojo y torería mucho más destacable que lo hecho ante el primero de su lote.
Y llegó el sexto de la tarde, el del cierre, que toreó Venegas. Un toro al que le dieron tres señoriales varas en el caballo, como si el bicho tuviera la culpa de sus anteriores hermanos, pero fuera porque ya lo vieran bravo y encastado, galopando al cite con ansia y embestidas rápidas, duras y largas, ya porque querían todos dejar la plaza con bien e integridad y buen sabor de boca, Vanegas estuvo muy bien, entregado, en el sitio, en novillero pese a ser volteado una vez más por este novillo que se revolvía con la rapidez del rayo y pidiendo los papeles a su lidiador. Vanegas, firme, en novillero, toreó lo que le permitió este toro hasta que lo despachó para el desolladero de estocada de metisaca. Y otra oreja que cayó para su esportón. Así se lo conté telegráficamente: «Brinda al público Vanegas y se echa de rodillas. El toro hace un extraño pero se levanta y lo saca al medio en donde le enjareta cinco naturales buenos. El público pide música. Acusa el golpetazo recibido en el anterior pero está puesto con el toraco. Este chico quiere ser torero. Está firme y valiente. Le coge el toro. Varios segundos enganchado en el pitón. Que angustia!. Ni se mira. Tiene el muslo izquierdo y sigue. La gente acojonada. ¡Mátale!, le dicen al torero pero el muchacho sigue. Estoy como para vídeos, niña!. Estocada y se echa el novillo. Oreja. Este es un novillero de raza».
Del herido José Manuel y trasladado en ambulancia al hospital de Segovia para estudio radiológico decir que recibió al primero de la tarde, otro bravísimo utrero de Sobral, de rodillas en el tercio y lo banderilleó él, colocando un par de banderillas cortas en un quiebro junto a la barrera de exposición. Muy valiente el muchacho, pero algo acelerado en sus cites, ante este primer novillo de la tarde, premiado con el pañuelo azul, que fue con celo al galope en la larga distancia. No faltaron algunos pases de rodillas muy aplaudidos. Tras pinchazo sin soltar, logró la estocada que le valió la oreja.
Al final del festejo tanto Vanegas como Maldonado salieron a hombros de la plaza por la puerta grande.
En resumen. Hoy, muy poco público en Cuéllar pero lo visto en esta novillada es la emoción personificada del toreo y su grandeza por el riesgo que conlleva enfrentarse a un animal de lidia. Una novillada del ayer, de las que hay alguna todavía por esos mundos de Dios pero que ha impactado más en nuestra vida que corridas de toros donde no surge ni tan siquiera la chispa de la emoción. Por mi parte, como decía un espectador. Con esto yo sí que vuelvo a sacar una entrada para ir a ver toros. Pues eso, Cuéllar emoción y novilleros que quieren ser toreros.
FICHA DE LA CORRIDA:
Plaza de toros de Cuéllar. 30 de agosto. Un cuarto de Plaza
Novillos de Condesa de Sobral, bravos, encastados y duros, uno premiado con la vuelta al ruedo y cuatro aplaudidos en el arrastre.
José Manuel, oreja. Resultó cogido.
Manolo Vanegas, aplausos; oreja en el que mató por su compañero José Manuel y oreja.
Ricardo Maldonado, oreja y oreja.
Foto: Pablo ALONSO/ Aplausos.
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