Al final la puerta grande se abrió merecidamente y de par en par para el Cid y Joselillo en la última de las corridas de a pie de esta Feria 2015 en honor de Nuestra Señora de San Lorenzo. El primero tras cortar dos orejas al cuarto de la tarde y el vallisoletano una a cada enemigo de Victorino Martín lidiados hoy con trapío, conformación, bravura y peligro a partes iguales. Manuel Escribano fue ovacionado tras lidiar a sus dos enemigos.
Emoción a raudales durante toda la tarde al comprobar desde el tendido que hoy salían por los chiqueros toros con toda la barba, unas piezas de las que suelen hacer tragar saliva al verlos aparecer por la puerta. En esta ocasión la totalidad del encierro fue aplaudida al aparecer de salida y luego en el arrastre de todos ellos. El respetable premió la labor de los toreros al darse cuenta de la lidia que debían aplicar a estas «alimañas» de las Tiesas cacereñas.
Hoy era una corrida de las denominadas torista pero que no respondió a la expectación que estos toros solían acarrear, pues la plaza tan solo llegó a cubrirse en su mitad escasa.
Abrió plaza Manuel Jesús el Cid, el de Salteras, que conoce esta divisa como si hubiera estado entre ella más tiempo del que parece. Al cuarto de la tarde le realizó una faena formidable, cuajada, poderosa, llena de temple, mando y matices y además despachó al «muchovino», que así se llamaba el ejemplar con una media estocada arriba efectiva y de rápido efecto. Los pañuelos tremolaron en el tendido y el usía otorgó los dos trofeos al sevillano. El Cid había toreado por la izquierda al toro con una parsimonia, gusto y entereza digna de reconocimiento. Y aunque ante el primero lo intentó, el toro se revolvía como una culebra buscando los tobillos del diestro. El Cid, muy firme en toda su lidia, convenció al respetable y se convenció él mismo de su actuación, sonriendo abiertamente al público.
Manuel Escribano que banderilleó espectacularmente, sobre todo en un par por los adentros que nos puso la carne de gallina por lo ceñido de la suerte, no pudo redondear la tarde ni acompañar a sus compañeros de cartel porque el primero de sus enemigos, peligroso, y el segundo al que no mató bien, precisando de varios golpes de verduguillo, no fueron de calidad mínima para el torero. Había que haber picado otra vez a uno y acertado con los aceros en el otro. Pero en fin, así son las cosas.
José Miguel Pérez «Joselillo», torero bravo y fajado, valiente y entregado, lidió al primero sobre las piernas en un emocionante trasteo, tanto que el animal le achuchó tirándole la tarascada y buscándole en el suelo. la rapidez de la cuadrilla, sobre todo de El pela, que estuvo magnífico en la lidia toda la tarde, evitó la desgracia al vallisoletano, pero el apuro marcó luego su actuación. Logró una estocada superior siendo alcanzado en el pecho por la pala del cuerno que le golpeó dejándole dolorido y con mala respiración. En el último de la tarde que brindó a sus compañeros de cartel Joselillo estuvo valiente y muy firme, logrando algunos pasajes de dominio y torería. Tras la estocada, otra oreja cayó en el esportón del torero y así abrió la puerta grande.
En resumen, una corrida de las que no aburren por la presentación de estos albaserradas que quitan el hipo y ponen en el sitio a muchos toreros. Hoy los tres, pero especialmente el Cid y Joselillo han sido capaces de engrandecer su figura y su torería. Por eso merecieron la puerta grande.
Fotos. JOSÉ FERMÍN RODRÍGUEZ
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