Para la escuela de la Unión deportiva toresana se celebró una corrida programada del bello arte del rejoneo, nunca mejor dicho, treinta años después que un acontecimiento similar se diera en la ciudad de Doña Elvira en su bellísimo y acogedor coso. Esta vez un espectáculo organizado por la Casa Matilla quien puso a Diego Ventura; Fermín Bohórquez que trajo sus toros y sus caballos y el joven rejoneador luso Francisco Palha, que completaron una tarde bonita, espectacular por momentos y llena de torería en todos los sentidos: Organización, atención, servicio y buen balance final con la salida a hombros de los tres caballeros.
Se lidiaron utreros de Fermín Bohórquez, con movilidad, bravos, con fuelle, y que dieron un buen juego, aplaudidos en el arrastre. El mismo mayoral de la ganadería Luis Salguero nos comentaba en el callejón, al final del festejo y tras la oportuna felicitación por el encierro echado hoy en Toro de sus Murubes que estaba muy feliz y contento por el resultado dado por sus animales en la lida. Por aquello de la reseña de la corrida habría que decir que Fermín en su lote cortó dos orejas y saludos; Diego Ventura, dos orejas y una en el quinto; y Francisco Palha, oreja y oreja respectivamente. Esta cosecha de trofeos les aupó a salir por la puerta grande del Coso de la Plaza de San Francisco entre los aplausos de los aficionados que en casi tres cuartos de plaza asistieron a las evoluciones de los centauros.
Y vamos al comentario en sí.
Primero de todo, por aquello de bien nacido es ser agradecido, reconocer la atención tenida por los responsables de la organización del festejo, especialmente a Julián Alonso, el de Alaejos, un hombre de la casa Matilla, facilitándonos sitio inmejorable para la realización de nuestro trabajo informativo, tanto a mi compañero Fermín, el fotógrafo, como a quien esto escribe.
Hecha y dicha la salvedad, destacaré que aquí, y no es uno apasionado ni mucho menos, decir Diego Ventura, como se explica en su hoja volandera de propaganda, es todo pureza y emoción; él y sus caballos espléndidamente domados, torerísimos y valientes; el rejoneador para, templa y manda a la grupa de su cuadra con un sentido de la torería a caballo como el mejor clasicismo, la apasionada maniobra conjunta de hombre y caballo ante los cuernos de un toro bravo y el dominio y la efectividad de la suerte. Y además la chispa del apasionamiento. Bien es verdad que el único pero, por poner alguno a Diego hoy, es el fallo con el rejón de muerte en el quinto de la tarde. Había estado soberbio, increíble, entregado y muy emocionante, con las banderillas a una, a dos manos y con las cortas, aplaudido sin reservas por el público, sonándole la banda toresana el pasodoble «España Cañí» hasta que decidió tomar el rejón de muerte para despachar al ejmplar de Bohórquez.
Después sus compañeros, bien es verdad que haciendo también un rejoneo clásico español como el de Fermín, conocedor de los terrenos, poniendo banderillas a contraquerencia del toro y un soberbio par a dos manos que levantó la ovación del público. En el que abrió plaza rejonazo fulminante, un pelín trasero y algo bajo, pero haciendo la suerte a ley, con verdad, obligó al Presidente, en esta ocasión el alcalde de Toro Jesús Sedano, nuevo en esta plaza, a sacar dos pañuelos, por la petición fuerte del respetable. En el cuarto de la tarde, segundo de su lote, no estuvo tan fino con el rejón de muerte, pinchando en dos ocasiones hasta que agarró el rejonazo que produjo el derrame en el animal. Recibió una fuerte ovación, a la que correspondió saludando desde el tercio.
El tercer caballero en la función fue esta vez Francisco Palha. Un muchacho con extraordinaria proyección, pero que aún le falta madurez para alcanzar las cotas de los maestros con los que alternó esta tarde en Toro. Francisco hizo lo mejor en banderillas a una mano con el pequeño caballito, al que, como cosa curiosa, el priapismo de los nervios le hizo exhibir su órgano generoso durante toda la faena.
En varios de sus encuentros con el toro Francisco Palha estuvo fuera de cacho, no logrando la reunión como él se las prometía. pero en el que cerraba plaza y corrida, hizo dos cosas estupendamente bien, entregadas y muy estéticas unos quiebros ceñidísimos cerca de los tableros, entrando por los adentros y saliendo airoso entre la ovación del personal.
En resumidas cuentas y por no cansar más: La corrida del bello arte del rejoneo trajo al coso de San Francisco, junto al teatro de Latorre a la afición para contemplar una lidia a caballo genial, con lucidez y empaque, a cargo del número uno del rejoneo, «este es como Messi»- dijo una voz desde el tendido dirigiéndose a Diego Ventura-, tal vez sin haber dado comienzo el choque futbolístico entre el Barcelona y el Real Madrid, donde quien fue y se le esperó esta vez llevó el nombre de un paisano suyo portugués llamado Cristiano Ronaldo. Y es que Diego Ventura es mucho centauro en cualquier plaza donde exponga su arte, su pureza y su emoción.
Fotos: José Fermín Rodríguez
Amplio reportaje en la sección de fotografías.
julio dice
me gusto el espectaculo d etoro. Muy bien los organizadores