Al final se han dado cuenta que la fiesta de toros tiene un poso y una singularidad al menos merecedora del conocimiento de cuantos están interesados en su desarrollo, en su razón de existir y en su proyección futura ante las nuevas situaciones que se vienen planteando en algunos lugares de España.
RTVE con buen criterio y mejorable acción para elegir los tìtulos, sin embargo, está dando una muestra de sentido en la segunda cadena, al emitir todas las noches una película de toros. Así la próxima será el «monosabio» en la que José Luis López Vázquez borda su actuación en tan singular personaje. Antes de ayer vimos los «clarines del miedo» con un Paco Rabal joven e inconmensurable en el papel del «aceituno» llevando a la imagen la fiesta en un pueblo cualquiera allá por los años 50 y la tragedia de un novillero y ayer la de Jorge Grau, esa extraña muestra de actualidad y futuro narrada en el «Espontáneo«.
Seguramente bramarán de rabia los dirigentes animalistas que atacan la Tauromaquia con saña y dinero para acabar con ella, pero que al contrario de sus postulados lo que han hecho esos furibundos y locos ataques ha sido reverdecer, revitalizar, unir, aún más a la separada gente del mundo del toro y aficionados alrededor de un hito único e irrepetible con los toros bravos como protagonistas.
Políticos de un determinado sesgo quieren terminar con los toros en España, como si fueran diosecillos urdidores de planes para todos los seres humanos de variopintos pelajes y encastes que poblamos esta tierra, unificando y exhibiendo bondadosamente actuaciones que no son tales. Otros lo apoyan aunque sin decirlo muy alto por aquello del prurito existencial y pervivencia de su status y el no vaya a ser que me aparten… Y también los hay que desinteresadamente, sin querer nada a cambio, sino mostrar una realidad palmaria en la vida de mucha gente, un recurso económico de primer orden, un colorista y entretenido espectáculo y una emoción difícil de comprender en el tendido de una plaza de toros, hacen también suya la fiesta de toros.
Este animal totémico en la civilización mediterránea, objeto de caza y riesgo, ídolo catalizador, piedra angular de ética y estética es el origen y la razón de este incuestionable patrimonio. Por tanto es preciso tener muy claro que defender la Fiesta es defender un modelo de civilización, mientras que prohibirla supone darle la espalda a la historia de la Humanidad.
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