Dos palabras que definen exactamente lo que los aficionados a los toros demandan: respeto por su fiesta y libertad para asistir a ella, se están poniendo de moda especialmente ahora, cuando la temporada taurina en España da sus últimos coletazos y los festejos de Octubre son los últimos del serial taurino. Y si, traspasando las fronteras españolas, la fiesta de toros recibe un masivo apoyo, por ejemplo, de los políticos franceses «partidarios de la tradición taurina», también aquí en nuestra tierra hay algunos políticos que se mojan por la ancestral, antigua, bellísima y profunda fiesta de los toros.
Una de las Instituciones que en la actualidad ha entendido la fiesta de toros es el Gobierno de la Comunidad autónoma. Pero a ese apoyo y reconocimiento de su importancia en el desarrollo económico para muchas familias y personas cuyos ingresos provienen de esta actividad, a veces pasional, entregada y unida a la más profundo de su sentimiento, se le unen otras instituciones de menor entidad, pero sin duda importantes y necesarias.
Tal es el caso de la Diputación provincial de Valladolid, presidida por Ramiro Ruiz Medrano, que pone en marcha su programa taurino itinerante por diversas localidades de la provincia vallisoletana, o del Ayuntamiento de Medina de Rioseco que preside el alcalde Artemio Domínguez para destacar una labor de formación a jóvenes promesas, dentro de la Escuela Taurina de la Ciudad de los Almirantes o la programación del Certamen de Tentaderos, antes Bolsín taurino.
La fotografía que ilustra esta noticia está tomada en el Ayuntamiento de Medina de Rioseco. En ella se aprecian estamentos imprescindibles para el buen fin de una fiesta de toros. Sólo falta el denominado profesional, el torero. Pero todos cuantos aparecen en ella tienen un poco de lidiadores con la vida, luchadores ante la contrariedad y defensores y partidarios de esta tradición taurina sin igual que es la fiesta de toros.
Ahora, en estos momentos, con el ferviente deseo y aguerrida provocación activa de plataformas antitaurinas para acabar con la fiesta de los toros y todos sus matices, más que nunca se alza la voz pidiendo RESPETO y LIBERTAD.
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