Todos cuantos taurinos del mundo se admiran al ver la calles y plazuelas de los pueblos llenos de gente cuando el reclamo de los toros se hace realidad y ven con sana envidia la asistencia de jóvenes y chicos a los espectáculos en donde se corren, aceptan de buen grado, y asumen que significa que el giro y la revolución en esto del toreo se está dando, sirve para ánimo y continuidad de la fiesta.
Es cierto que para recoger es preciso sembrar. La máxima no alberga duda alguna. Y hay asociaciones en la provincia de Valladolid e incluso en el resto de provincias de la región castellana que preparan fiestas con toros para disfrute de la afición.
Hoy queremos traer aquí la labor de una asociación taurina denominada «Patronato del Toro de la Vega» de Tordesillas que cuenta con un grupo entusiasta de muchachos, los cuales están llevando por los pueblecitos de la provincia sus toros de cartón piedra y escayola, sus carretones, para enseñanza de los más pequeños en las suertes del toreo, estímulo futuro de la tauromaquia y fomento especial de la lidia de toros.
Unas veces los hemos visto en Marzales, otras en Villavieja; hay quien los recuerda en Velliza, Serrada, Ataquines, Foncastín o Torrecilla de la Abadesa. Pueblecitos que no pueden permitirse el lujo de gastar en toros más de lo necesario y que disfrutan y hacen disfrutar a sus menudos habitantes con los encierros de carretones, guiados con mano presta y experta.
De siempre el toreo de montera, el toreo profesional, el toreo ejercido por los diestros en las plazas, ha considerado a estas manifestaciones populares, conocidas como de talanquera, que están muy por debajo de sus apetencias, singularidades y especial aprecio. No obstante, algo tiene el agua cuando la bendicen. Hacer por la tauromaquia, como estas asociaciones populares que llevan los toros a las calles y plazas en donde no se corren ni lidian habitualmente, lo que se dice hacer por la tauromaquia, queda bien patente en estas actividades. Y si no, mírese detenidamente en los ojos de los chiquillos participantes, en su alegría, su miedo, sus carreras, su griterío y su huida y verán cómo esto también es tauromaquia. Yo diría más: la raíz de la tauromaquia, de su pervivencia y de su razón futura para existir.
Aquí están unos ejemplos recogidos por las cámaras de José «Carpita» o de Enrique Carnero. En ellos, reverdece el toreo popular, razón, cimiento y fortaleza del artístico desarrollado después en una plaza de toros por el diestro torero.
Unir ambas cosas, unir ambos ideales, juntar, sumar y asociar es lo mejor que le podría ocurrir a la tauromaquia. Enhorabuena, pues a cuantos luchan por ello.
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