Llegar al templo de la torería charra que es la «glorieta», ciento veinte años de historia taurina que no es paja, tener la fortuna de saludar junto a la estatua del Viti al mismo Pedro Moya y su señora y acceder a sus dependencias es ya más que suficiente para haber echado el viaje hasta el mismo corazón de Salamanca. Allí fuimos esta tarde para elaborar la crónica de la novillada con la que se abre la feria de este año y con la atención de Ramón Sánchez, el Presidente de la corrida, un buen aficionado a los toros, esperamos las seis en punto de la tarde, hora fijada para el comienzo del festejo inaugural. Se han lidiado seis ejemplares de Miranda de Pericalvo, nobles, deslucidos dos de ellos, bravos otros dos, uno especialmente encastado de nombre «marinero» con 425 kg. de romana, aplaudido en el arrastre, y otros dos flojos y con poco fuelle para Sebastian Ritter (ovación con leve petición de oreja y aplausos); Jesús Gómez «El Roque (ovación con saludos y silencio) y Juan Luis Ambel, «Posada de Maravillas», oreja y aplausos.
Con la brega destacaron Mario Campillo y Jesús González «Suso» reciente ganador del trofeo al mejor subalterno en Valladolid, aplaudidos por el público por su trasteo y colocación de rehiletes.
Media plaza escasa de espectadores asistieron a los graderíos de La guapa Glorieta, en una tarde soleada de toros septembrina, plácida y con apenas viento.
Los novillos de Miranda de Pericalvo, tras pelear bien en varas casi todos ellos, metiendo los riñones y empujando al caballo, se desinflaron en el último tercio, llegando apagados, con poca raza, salvo el tercero que tuvo una extraordinaria y larga embestida, especialmente por el pitón izquierdo, arrastrando el hocico tras la tela y dando una sensación de embestida realmente mucho más aprovechable por su lidiador.
Abrió plaza Sebastián Ritter, el novillero de Arganda, que tuvo una colada del novillo y una cogida sin consecuencias para su integridad en el inicio de la lidia. Se sobrepuso a esta contingencia y tras salir suelto el animal del caballo, intentó ya con la muleta fijar la embestida del utrero en el mismo centro del platillo. Luego se dio un arrimón y, tras un par de series por la izquierda, se desplantó delante de la cara, tirando la muleta. Con vistosos adornos citando de frente por detrás, entró derecho como una vela logrando la estocada por lo que obtuvo una leve petición de oreja que no fue atendida por el Presidente.
En el segundo de su lote que se llamaba «estampillo» lo llevó al caballo galleando con cierta gracia y rematando con una revolera aplaudida. Hizo su quite echándose el capote a la espalda , luego, en la faena de muleta, brindada a un amigo del tendido 5, instrumentó tres estatuarios a pies juntos. Al cambiar de mano en una de las series fue achuchado por el novillo sin consecuencias. Y tras pinchazo y estocada, mandó al burel al desolladero y él pasó a la enfermería para que le vieran el golpetazo. (Sebastián Ritter «ha sido atendido en la enfermería de una herida contusa en la cara anterior del abdomen, una herida en la cara anterior del muslo derecho y otra en la cara interna del muslo izquierdo. Pronóstico leve». Doctor Ortega).
Jesús Gómez «El Roque» es un torero de la tierra que suple la escasez de contratos y en consecuencia también la falta de oficio con una valentía y arrojo singulares. Tuvo el detalle de dejar largo al toro para que fuera al caballo del picador, pero el topetazo no tuvo la compensación de agarrarse bien el varilarguero y en consecuencia la vara no resultó brillante. Roque tiene un oficio escaso, pero las ganas suplen con creces su torería, además fue alcanzado por «rebujito«, el quinto de la tarde, que le quitó al torero hasta la respiración y puso los ¡ays! en el tendido, al creer los espectadores que la cogida había sido grave. No obstante, recuperado el resuello, el muchacho se descalzó e intentó lucir una faena que había brindado al torero salmantino J.Ignacio Sánchez. Le gritaban desde un burladero: «¡Hay que esperar y tocar, Roque»!, pero se cerró prácticamente la faena en el tercio y poco más que destacar del salmantino. Pinchó arriba y logró una estocada algo baja.
Posada de las Maravillas que así se hace anunciar el torero Juan Luis Ambel, fue quien hizo el toreo más artístico de la terna, con estilo, asiento y torería en sus lances. Fijando al toro en los primeros compases de la lidia. Lo vi muy aseado, con estilo, en una buena faena con la mano izquierda, por cierto el lado ideal y óptimo del morlaco. La estocada hasta la bola, haciendo bien la suerte, le valieron la merecida oreja que paseó triunfal alrededor del anillo.
Con el que cerraba plaza, uno de los toros sosos y deslucidos del encierro que además se escobilló de mala manera un pitón al golpear las tablas y que cabeceaba, Posada no le sometió, siendo desarmado en varias ocasiones, rompiéndole un par de muletas en un ris ras sonoro y carero para el bolsillo del pacense. Luego, la faena no tuvo demasiada continuidad y tras abreviar, con una estocada y la desbandada de los tendidos porque empezaba el frío a recorrer la Glorieta, se acabó lo que se daba.
En resumen, una apertura de feria con una novillada que no ha dado las expectativas que se esperaban de los de Miranda de Pericalvo y tres chavales que aún tienen que seguir en la brega y en la lucha de esta difícil profesión para seguir adelante.
Fotos: Jesús López
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