La modas buenistas y animalistas que pululan por entre los medios, las informaciones y los intereses de quienes siembran esa cizaña entre el trigo de la tradición, del campo, del esfuerzo y del silencio extienden sus tentáculos sin remisión alguna con el objetivo final de acabar, terminar, quemar y aventar las cenizas de un pasado que nunca puede ser olvidado: El medio rural también sustenta las bocas y estómagos de quienes hacen culto de la lechuga armonizada y armónica, sin carne ni proteína animal alguna que la acompañe.
Ayer oímos a Victorino, el ganadero Presidente de la Fundación del toro de lidia, clavar su mensaje y grabarlo a fuego en la pizarra digital del escenario: «El animalismo es un ataque directo y frontal a la España rural. Cada propuesta animalista, cada guiño en campaña, es una bala al corazón de la España vaciada«.
A todos los políticos, sobre todo en campaña electoral se les llena la boca de promesas, vanas y sin sentido a todas luces, retorciendo los argumentos, para solventar el problema de la España rural, la que ahora llaman hipócritamente «la España vaciada».
Y no es así. La España vaciada que dicen, está todavía ocupada por personas llenas de esperanza y amor por la tierra y los animales. Los cuida, alimenta y protege porque están al servicio del ser humano, como ser superior en la escalera de todos los seres vivos e inertes. Quienes quedan en los pueblos son los guardianes de la existencia, del progreso, del avance, de los adelantos y de la evolución progresiva del mundo.
Los animalistas quieren volver a la prehistoria cuando el animal todavía no había sido destronado por el hombre en la pirámide vital. Quieren que el animal tenga derechos, tenga privilegios, tenga atenciones y protecciones, repiten en sus ideas machaconas, reiteradas por el dinero y la manipulación informativa, en ocasiones más que el mismísimo ser humano, el único hecho a imagen de Dios.
Esta sí que es la falsa ideología que quiere acabar y destruir el medio rural y cuanto ello significa.
Por eso es hora de estar despiertos, alerta, ante esa ola de necedad extraña y antinatural que nos está envolviendo día sí y día también con la anuencia y apoyo de esos altavoces entregados a la oferta y al dinero.
El campo, la ganadería, es sostenible, es el pilar de todo lo demás. Es la piedra angular que sujeta la civilización. Por eso, a la gente del campo, guerrilleros que defienden el medio rural con su vida, todo el apoyo sin fisuras ni reticencias.
Y ahora que hay elecciones, más abierto el oído y el ojo para decidir a quién no podemos darle nuestro voto por mucho que se empeñen en pedírnoslo con palabras bonitas pero huecas y vacías.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
JESUS Mª. dice
ME ENCANTO EL ARTICULO DE VICTORINO MARTIN PORQUE LLEVA TODA LA RAZON