Nos lo había comentado Miguel Sánchez Rodríguez el viejo, aunque no tanto, mayoral en la ganadería de Juan Ignacio Pérez-Tabernero Montalvo allá por tierras salmantinas de Matilla de los Caños casi, y sin casi, treinta años que no es paja al frente de la explotación agropecuaria de toros de lidia, de esos que llevan divisa azul y amarilla de la denominada sociedad Agropecuaria Trespalacios, desde que vino de su tierra de Andalucía para servir en esta casa como mayoral, que se jubilaba este mismo año por cumplir la edad reglamentaria.
Ganado el retiro después de una vida dedicada a cuidar, alimentar, criar y favorecer a los toros bravos seguro que es una señal imborrable e indeleble en la vida de quienes se dedican a este menester tan bello y profundamente importante de ser mayoral en una ganadería de bravo.
Mi amigo José Luis Castro Jáñez, presidente de la asociación nacional de mayorales, viene realizando diversas actividades en su entidad para dar a conocer mejor la labor de estas personas camperas, morenas de tez y hechas al frío y al calor de la climatología tan cambiante por nuestra tierra que curte a los hombres y les hace ser más serios, más hombres y más toreros. Montan a caballo, lidian en el campo a su forma y manera, seleccionan el ganado, lo cuidan, lo miman, lo marcan, lo protegen y lo aman casi como a ellos mismos. Por eso el oficio de mayoral es un destino de vida para muchas personas.
Pero a lo que vamos que se nos sale el artículo de madre e inunda el sentimiento por las orillas. Hablaba de Miguel Sánchez Rodríguez, el mayoral que trabajó a las órdenes de Juan Mari Pérez- Tabernero, un espléndido hombre a quien yo personalmente no conocí, pero a quien sí conozco es a su hijo Juan Ignacio en estos menesteres camperos de ir y venir por las dehesas y por su finca de Linejo para que los chavales toreen y en algunas de las ferias, como Santander o Valladolid en donde hemos coincidido e inercambiado saludos, opiniones y palabras. Siempre amable con su mirada profunda y con el cabás de cuero en bandolera para reflejar en el libro ganadero la tienta, Juan Ignacio es un hombre que ama esto y lucha por mantenerlo. Y en la confianza mutua con su mayoral siguió aceptando y respetando a quien había estado a las órdenes de su padre en la llevanza de la ganadería originaria de doña María Montalvo.
Por eso el mayoral de la ganadería es siempre la mano derecha del ganadero. Y en más de una ocasión también la izquierda. Y así pasó la vida de Miguel Sánchez Rodríguez a quien conocí en «Linejo» el año pasado dirigiendo un último tentadero.
Hoy es Paco Colmenero, un joven picador salmantino, quien ha tomado las riendas de Miguel y rige como nuevo mayoral de Montalvo. Al que se ha ido, Miguel, gracias por el trabajo desempeñado y al que viene, Paco, mucha suerte y ánimo.
Foto: J. López y Fermín Rodríguez
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