La prohibición por la alcaldesa de Barcelona a que coloquen un cartel con la imagen de Morante promocionando la feria taurina de Zaragoza, alegando la edil que «el ayuntamiento de Barcelona es contrario a las corridas de toros y favorable a los derechos de los animales», es una decisión aberrante y contraria a la libertad, conculcada por estos gobernantes cuando les parece bien, sin que por el otro lado nadie haya alzado la voz ni manifestado su repulsa con la decisión municipal.
Este prohibición a la solicitud hecha por Morante a través de la agencia de publicidad Blowup Media España, pidiendo autorización para colgar de un edificio en obras en la céntrica vía de Barcelona una gran lona con el cartel promocional del Pilar 2015, realizado a partir de una fotografía de Joserra Lozano, por la que el diestro iba a pagar 50.000,00 € mensuales a los propietarios del edificio y otros 12.000,00 € al propio Ayuntamiento de Barcelona, impide que el Ayuntamiento perciba esa cantidad en concepto de impuestos.
Ya en 2013, antes de la llegada de Ada Colau a la Alcaldía, el gobierno municipal exigió al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que retirase la fotografía elegida para anunciar una exposición de World Press Photo que se trataba de una imagen del torero Juan José Padilla realizada por Daniel de Olza.
Lo malo de todo esto es que no solo quieran prohibir en los sitios en donde ejercen su poder omnímodo y ni tan siquiera rechistado por los acomplejados taurinos que ni alzan la voz ni adoptan decisiones más drásticas al respecto, sino que quieren extender su dominio en otras comunidades y en otros lugares para acabar totalmente con la Fiesta de los toros.
Seguir callados, continuando con este silencio de corderos, y sin actuar llevará sin duda a la destrucción y finiquito total de la Tauromaquia en cualquiera de sus variantes, sea popular o sea profesional y reglada.
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