Con una mesa moderada por César Mata, el Ayuntamiento de Simancas y la Empresa Taurogest abrieron las jornadas taurinas con la discusión y aportaciones de un ganadero, Fernando García, de Adelaida Rodríguez; de un torero, David Luguillano y de un subalterno, el banderillero de la Nava del Rey, Jesús Miguel González, «Suso» en un acto público celebrado en el salón de actos de la Casa de la Cultura de la localidad vallisoletana.
Pese a la inclemencia de la noche con lluvia a turbiones que no animaban al público simanqueño a acudir a la tertulia programada por Taurogest, la empresa de organización taurina que dirige el hijo de la localidad Alfonso González con la aportación de Pepe Mayoral, el acto resultó entretenido, brillante en varios momentos y muy didáctico al haber bastantes jóvenes y niños en el salón siguiendo con atención e interés las intervenciones.
El matador vallisoletano, ya hecho y completo, con el ánimo siempre dispuesto a explicar cómo el sentimiento influye en el toreo y cómo éste debe realizarse, sin arrastrar la oreja por el suelo, ante los cuernos de un toro, tal y como un bailarín, con la compostura, estética y colocación, conformando un tándem único y vigoroso, fundamentalmente bello, para dar y mover la conmoción en los espectadores, en los aficionados, en cuantos van a una corrida de toros.
En uno de los momentos, Luguillano se puso en pie y componiendo la figura, explicó detalladamente cómo debe ser un pase torero. La ovación del público no se hizo esperar, ante lo bien que contestó a la pregunta del moderador, el abogado César Mata, en más de una ocasión puntilloso, acerado en otras y provocando el arreón, aunque comedido y con magisterio ante los niños que le escuchaban.
El ganadero de Adelaida Rodríguez, un hombre sin pelos en la lengua, de tertulia y verbo fácil, expuso la situación grave y peligrosa por la que atraviesa en estos momentos la ganadería brava. Fernando, diestro y encastado como sus toros lisardos no se anduvo por las ramas y habló del futuro para la casi totalidad de los ganaderos. Echó mano de ejemplos para explicar y contestar a las preguntas del fenotipo de sus toros, de encaste Lisardo y Atanasio, Conde la Corte. Fernando trabaja el primero en su explotación ganadera, dobla el espinazo como cualquiera y siempre buscando que luego sus productos se lidien en las plazas. Formidable la aclaración del mueco y su utilidad, para los niños asistentes.
La terna de Simancas se completaba con Jesús Miguel González, un subalterno de los buenos y efectivos de nuestra tierra. Suso habló de la preparación y se destacó singularmente la acción del diestro salmantino Javier Castaño que ha sido capaz de lucir en todos los tercios de la lidia las diversas intervenciones de picadores, subalternos y banderilleros. Aclaró a todos eso de «asomarse al balcón» para poner un par de banderillas a un burel, marcando los tiempos, con colocación, ejecución, desarrollo y salida de la cara del toro con majeza, tras haber hecho la reunión con el par en las manos, sacándolo desde abajo.
Suso, con voz atiplada, pero llena de sentimiento y verdad, explicó su forma de entender el toreo. Los hombres de plata que llegaron a empezar con traje de oro, pero que sin embargo las circunstancias le obligaron a cambiar a ser subalterno en este rito del mundo del toreo.
César Mata señaló, no sin cierta aspereza, la situación del monoencaste Domecq, preferido de toreros, que está impidiendo y contribuyendo a la desaparición de otros, aunque aquí el ganadero dijo: Domecq ha creado un toro que se vende y que quieren los toreros, mientras Luguillano afeó esa opinión, diciendo que a él casi lo despacha para siempre una cornada de un toro Domecq. Y efectivamente así es, pues todos los toros cogen o pueden coger a los toreros.
En resumen, una entretenida charla que trajo a Simancas a unos aficionados que, al final del acto, tributaron una cariñosa y agradecida ovación a cuantos intervinieron en la misma.
Foto: Javier Hernando/El Norte de Castilla y Archivo Federación
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