No es extraño verle con barro en las botas, después de una ajetreada jornada de trabajo en la Cigoñera, su finca situada en la localidad palentina de Carrión de los Condes: toros, vacas, bueyes y caballos componen una pepitoria de animales digna de cualquier ganadero con pedigrí en toda España pero especialmente en la región de Castilla y León.
Simón también se dedica a los menesteres de organizar festejos taurinos por los pueblos, dando los toros, encerrando, echándolos a las calles, lidiándolos y llevando en las fiestas patronales la preciada carga para mucha gente que entiende las fiestas de los pueblos siempre con toros, a fin de ser mejores, más concurridas y atrayentes para vecinos y forasteros.
Setenta años a las acuestas ya son años de haber pasado calores y fríos. Los huesos de Simón ya se van doblando por los golpes, caídas, accidentes en las labores camperas como la que se dio en Portillo no hace tanto tiempo y cuya noticia se reflejaba así:
“La localidad vallisoletana de Portillo ha vivido un accidentado encierro cuando dos astados se han escapado del recorrido marcado sembrando el pánico entre público y caballistas. El empresario taurino Simón Caminero, que ejercía como director de campo en el citado encierro, ha sido alcanzado por uno de los toros, resultando lesionado al caerle encima el caballo que montaba y teniendo que ser trasladado a un centro hospitalario de Valladolid para ser atendido”.
Tan solo un ejemplo de los avatares de un hombre entregado en cuerpo y alma a la causa de la tauromaquia.
Este año que ya termina lo vi repuesto y montado en su caballo para echar una mano a su hijo Pedro en el concurrido encierro de Guarrate. El prado de la localidad zamorana que se muestra a principios del verano acogedor para correr los toros presenta por la mañana rocío, juncos, gentes y caballos en una mezcolanza característica. En el primer arreón del primer toro soltado desde un camión, de nuevo la fatalidad se cebó con Simón. Su caballo resbaló en uno de las embestidas del astado y dio con el jinete en el suelo quebrándole varios huesos y rompiéndole hasta la taba del tobillo, con lo que hubo de permanecer en silla de ruedas varias semanas. Así le vimos en Rioseco y así lo retraté.
Y no hace tanto tiempo, a finales de diciembre, recibe una placa homenaje en la localidad vallisoletana de Portillo por sus quehaceres y actitudes en la manera de encerrar los toros en uno de los sitios más espectaculares sin duda alguna, llamativos, más bonitos y de campo visual magnífico, al abrigo del castillo, del Arrabal y de la cuesta grande. Magnífica estampa la del encierro de Portillo que debe ser cuidada en extremo por su belleza y singularidad. Pero a lo que voy. Cuando le entregan el galardón y se hacen voces de los méritos por los que se ha hecho merecedor del mismo, Simón, espontáneamente dice: “No penséis que con esto me jubilo. No. Esto me anima a seguir hasta que muera y ver a mis hijos y nietos que ya montan en caballo continuadores de esta afición tan grande que para mí son los toros”.
La placa se la entregó su esposa María Jesús Pérez, la madre de Jesús y Pedro titulares de la ganadería “Hermanos Caminero” formada por ellos, seleccionando con mucho capricho y esmero, cruzando sementales y vacas de Contreras y Santa Coloma.
Él emocionado y espontáneo dijo a todos de su mujer allí mismo: “Ésta, de toros y papeles, sabe más dormida la siesta que todos los de la Junta juntos”. Y ella, recogiendo el micrófono agradeció la distinción a su marido por el esfuerzo y trabajo que durante tantos años ha dedicado al mundo taurino. María Jesús sabía que en el reconocimiento a su marido, ella misma tenía mucho que ver, mucho impulso y coraje con su apoyo, carácter, arrojo y energía vital.
Pocos años hace que conozco a estas dos personas que tanto han hecho y aportado al mundo taurino de nuestra tierra. Se me dirá que en toda gestión hay luces y sombras. Cierto. Pero una cosa es palmaria: El arrojo, la voluntad, el ánimo y la energía para hacer las cosas en este complicado y difícil mundo de la tauromaquia donde- como dice el dicho- lo mejor es el toro, queda suficientemente demostrado por Simón y María Jesús que tanto monta, monta tanto, en toda su vida que Dios guarde.
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