Con esto de las redes sociales uno se entera de entresijos y cosas que de otra forma llegarían tarde a la mesa de una redacción. En este caso por el muro de María Asunción Caminero Pérez hemos conocido el cumpleaños, la entrada en la década octava de una vida profunda, llena de emotividad, cautivadora, animosa y dedicada siempre a una fiesta, la de los toros, con la pasión de un principiante. La de Simón Caminero Ortega, un viejo amigo al que aprecio y quiero como uno más desde que lo conocí, con sus virtudes, con sus defectos, con su vida y con su dedicación, desde que empecé a andar en este mundo de la información taurina.
Aprecio profundamente a este hombre, Simón el de los pelos blancos, ya curtido en mil batallas, viejo guerrero de esta profesión ganadera tan dura y esforzada, huesos doloridos y restañados en el hospital, dispensario de la vida. Padre de Pedro, Jesús y María Asun, los tres dedicados a ser continuadores de una u otra forma de la pasión de su padre por los animales bravos, los caballos, el campo, la serenidad de un atardecer con el sonido de los cencerros de los bueyes.
Simón. Hoy cumples, Dios quiera que con salud, ochenta tacos. Entras en la década, como se decía, de los arrastres. Pero antes que las mulillas de nuestra vida dejen solo el recuerdo y la memoria, permíteme que te felicite por esa familia que has puesto a andar en esta vida desde tu Carrión de los Condes, la Palencia querida, y que lo hagas junto a tu sustento, María Jesús esa mujer que te cuida, te aprecia y te regaña, pero que ha entregado a ti y a tu vida la suya propia.
Simón Caminero, muchas felicidades ganadero y mi abrazo sincero hacia en esa Cigoñera que ha sido tu pasión y tu vida. Ochenta primaveras viendo amanecer allí en la ribera del Carrión, eso es mucha vida.
Foto: José FERMÍN Rodríguez
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