La estupidez, majadería, memez, tontería y bobada de los animalistas ha llegado al extremo de tener necesidad imperiosa de ponerse en manos de un especialista para, al menos corregir en cierto grado la desviación mental gravísima al haber denunciado el maltrato a unos ponis, caballitos y burros de madera utilizados en un tiovivo en Galicia. Así como suena.
Las asociaciones Libera y Fundación Franz Weber han realizado una campaña de presión, a través de la recogida de 157.000 firmas, para elaborar un marco regulador que prohíba prácticas de maltrato, como las que se producen en los carruseles y tiovivos de ponis, caballos y burros en las ferias y fiestas de los municipios gallegos, alegando que la Ley de Bienestar Animal de Galicia ha dejado a los équidos en un «limbo legal» que permite que estos animales sean«forzados a dar miles de vueltas», soporten «ruidos y golpes de menores y adultos», sufran «daños musculares» y padecimientos «psíquicos». El aval de propuesta legislativa cuenta, dicen, con las consideraciones de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (Avatma), con un informe en el que se retrata el «sufrimiento físico y emocional» que suponen estas prácticas.
Según el Diario ABC, confundir los caballos de un carrusel con los de carne y hueso, hasta desde el Concello de Villagarcía han tenido que aclarar que los ponis del carrusel de las fiestas de San Roque no eran animales vivos y reales, sino de juguete. Además allí en Galicia tienen una Ley de Bienestar animal que cuida los tratos de los humanos con los animales para que estos ociosos, vividores del cuento de la buena pipa y de la subvención, hayan confundido a unos animales de madera y cartón piedra con animales de carne y hueso. Algo así sucedió en Medina del Campo al denunciar que se clavaban las divisas de acero en los toros del cajón por la Feria de Espectáculos taurinos tradicionales cuando en la realidad iban pegadas con pegamento.
De aquí a que los padres sean denunciados cuando sus hijos estropeen juguetes de animales, peluches de tómbolas y caballitos de cartón ya casi no queda nada. Y si no, al tiempo. Porque la sandez, idiotez e imbecilidad habita entre nosotros. ¿Tendrá alguna vez límites tanta tontería de subvención y propaganda?.
Antonio Mateo Gutierrez dice
Pues la cosa parece ridicula si se trata de carruseles de madera donde dar miles de vueltas es intrascendente fisicamente. Otra cosa es cuando utilizan animales de verdad dando vueltas a un molino o tirando de un arado o soportando a un jinete o a cientos de jinetes…Abajo la caballeria. Desenterremos a Napoleon o a Wellington por torturadores de caballos. Borremos del mapa a Waterloo…salvo para albergar al fugitivo Picodemonte catalan….Hay que reescribir la historia querido Jesus.