Hoy es el día del chupinazo de Pamplona para arrancar las fiestas de San Fermín, la feria del Toro en Iruña que llaman. Vuelve la tradición a reverdecer un año más por la calle de la Estafeta agolpándose toros y corredores en una carrera frenética y plena de emoción hasta llegar a la plaza donde por la tarde serán lidiados, picados, banderilleados y muertos a estoque seis ejemplares de la acreditada ganadería. Y en el sol, el bullicio de peñas y agrupaciones ruidosas y frenéticas que con sus charangas ensordecedoras amenizarán un espectáculo lleno de significación para la capital navarra, mientras en la sombra, la serenidad, alegría y visión más tranquila, arropará con su aplauso al toro y al torero.
Es sol y sombra, como la vida, una mezcla, calabriada de blanco y tinto, de dos formas de entender el mismo asunto, pero unidas e incardinadas por el lazo indivisible que es el toro de lidia. La solidaridad que no muestran de ninguna forma los aprovechados políticos que oscilan, van y vienen según sople el aire de su propia conveniencia, la tiene el pueblo y su gente, quien no manda, no dispone, no decide, no se le escucha sino que se le deja solo con su mismo destino, condicionando su marcha, su vida y su propia personalidad.
Ayer un político emergente como Rivera dijo textualmente «Hemos venido aquí miembros de nuestro partido frente a aquellos que quieren prohibir todo aquello que no les cuadre con su identidad única. Enfrente estamos los que creemos en la libertad y a los que le gustan o no les gustan los toros» y no le importó que los aficionados de Cataluña le auparan en hombros para sacarlo de la Monumental de Barcelona junto al diestro catalán Serafín Marín. Luego sus obras han ido en contra de este presupuesto, de esta afirmación y ayer, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid donde se debatió la propuesta podemita de prohibir entrar a los menores en las plazas de toros, se abstuvieron y no la rechazaron de plano los correligionarios de su partido político.
Del PSOE, ese partido hoy irreconocible en sus postulados y defensa de todas las cuestiones ciudadanas y más preocupados de seguir al hombre que sin ser elegido por el pueblo ha llegado a ocupar el sillón de la Presidencia del Gobierno en una carambola impensable no hace tanto tiempo, mejor dejarlo ahí pues parece atado en sus decisiones contra los toros desde que depende de los apoyos políticos de otras formaciones y de los medios de televisión.
Solos los aficionados, sola la Fundación del Toro de Lidia, más solos que la una ganaderos, empresarios y toreros, sorteando obstáculos, batiéndose el cobre para poder ejercer en libertad su vocación. Tan solo contados con los dedos de la mano los que apoyan la causa con verdad, argumentos y sin cortapisas destacando a Victorino, como ganadero; José Tomás, como torero; Pío García Escudero, como político; Carlos Ruiz Villasuso y Ana Pedrero, como periodistas taurinos y Antonio García Jiménez, como empresario… y pocos más. A buen seguro que el lector conocerá algún nombre más que se puede añadir a la lista de quienes apoyan de verdad esta fiesta de los toros, atacada sin tregua y sin pausa por los talibanes contra la libertad.
Hoy suena el chupinazo de San Fermín. Comienzan las Fiestas del toro en Pamplona. Y toda España taurina se fijará en unas calles de Pamplona para ver correr mozos y toros en el encierro en su engarce de siglos y tiempo con la memoria de tantos y tantos pueblos de la península Ibérica. Y por la tarde en la plaza, la dualidad de la fiesta, el mito y el rito hecho azabache, oro, sangre y luz. Pero sí, estamos más solos que la una ante la adversidad, la intolerancia y la incomprensión maldita.
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