Cuando hemos estado en Pedrajas de San Esteban viendo las evoluciones de los novilleros participantes en el Certamen del Piñón de España, convocatoria regular anual de la localidad vallisoletana en tierra de pinares, surgieron chispas de curiosidad, anécdotas simpáticas y momentos especialmente gratos para muchos de los que por allí estuvimos.
El relato, la lidia y el resultado del toreo practicado por los novilleros tiene su apartado correspondiente en la sección “noticias” de esta web. Sin embargo, también ahora quisiera destacar dos fotografías tomadas casi, casi con prisas y premura por el joven fotógrafo José Fermín Rodríguez, una de ellas en la misma calle, cerca de la puerta grande del coso pedrajero y otra en el callejón de la plaza poco antes de dar comienzo uno de los festejos.
Ambas recogen un grupo, uno de ellos uniformado con la camisola de la empresa que regula los accesos de entrada y acomoda a los espectadores en su localidad de la plaza de toros formado prácticamente por chicas. Señoritas que, aunque a algunas de ellas no les gustan los toros, hoy al contemplar la salida por la puerta grande de uno de los toreros y el ambiente de fervorosos aplausos y felicitaciones, han recogido en sus propias carnes la emoción del ambiente. Algunas rieron, otras gritaron, pocas aplaudieron, pero todas ellas esbozaron la sonrisa de satisfacción por lo ocurrido. El veneno del triunfo, aunque fuera de otro, queda impregnado en la piel de las personas que lo contemplan y el anhelo por lograr también ser protagonista, aprehender un instante de gloria efímera, invita a repetir otra vez.
Cuando pedimos al grupo de servidoras y asesoras de la gente que se parara un instante para tomar la fotografía y hacerle protagonista de nuestra noticia, no lo dudaron y todas ellas por junto y con rostro risueño se detuvieron ante el objetivo.
Lo curioso del caso es que todas ellas son de Tordesillas.
Y si esto fue en las afueras, por los adentros también se garantizó el espectáculo. Había llegado Gonzalo Rincón, el padre y propietario de la ganadería de César Rincón, el torero colombiano, con su labia y bonhomía a presenciar la corrida. Enseguida que lo vio el alcalde de Íscar, Alejandro García, lo llamó para estrechar su mano, no sin antes alabar al personaje y recordar su fantástica intervención en la recogida del premio a la mejor ganadería hace un par de años en Íscar. Avisado el retratista y completado el cartel, estrechando el paso del callejón a quienes por él deambulaban, aquí posan además de Gonzalo Rincón y Alejandro García, Miguel Sanz, Chema Rueda, Simón Caminero, Mariano García, Higinio Velasco, Serrano, el de las canales de los toros, y quien esto escribe en un recuerdo impagable y variado por los personajes variopintos que en él se dan, pues como recuerda el dicho: En la variedad está el gusto.
En fin, que muchas veces la fiesta de toros entre barreras da también fe de su arraigo y de tantas y tantas personas que la hacen posible y la mecen cada tarde cada uno en sus quehaceres más singulares.
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